sábado, 12 de septiembre de 2015

Hombres muertos que caminan (9)

las críticas_
...atravesar la vida sin interesar a nadie;
hablar sin ser escuchada, sufrir sin inspirar compasión...

No entiendo que no se comprenda que el involuntario acto de vivir tampoco es para tanto. Ni que a una le apetezca apagar la radio cuando todas las emisoras distorsionan.
Bastaría con analizar la muerte, durante un minuto, en positivo.

No más despertador a las 7:35 de la mañana, ni frenazos de bus, ni resbalones. El adiós definitivo a las que ignoran tu puesto en la fila del supermercado. No más indigestiones, ni ayunos, ni piernas pesadas, ni sales de frutas. Acabar con los insultos, las mentiras, los robos y la sangre cada 28 días. También con la melancolía, la sandía y las visitas a la carnicería para saborear la muerte de otros. Fuera la plancha, las horas tontas y las fotos miseria retocadas con Photoshop. No a la desesperanza, al llanto, a la migraña, a la pereza y a los arqueos de ceja de hombres casados. Tampoco cortes de dedos, ni dictaduras, ni enredos, ni debates, ni presos, ni rescates, no más tú contra mí, ni humos, ni grumos en las papas de los hijos que no queríamos tener. No a lo fingido que llena el vacío y a las toneladas de comida que se pudren en los contenedores.

Pero sobre todo. Lo más importante.
La clave.

No volver a esperar mucho, muchísimo más de la vida, de lo que nunca recibirás.

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