las
ausencias_
Me
gustan los perros.
La lloré mucho
antes de predecir su muerte. Y la eché en falta desde aquel mismo
instante, consciente de que nada puede llenar el hueco de una
ausencia.
Pero me hice a la
idea.
No más ojitos
tiernos, ni besos en el hocico, ni lametazos, ni patas llenas de
barro sobre mis pantalones blancos.
Nunca más le
haría cosquillas en aquella interminable lengua rosa, ni acariciaría
su lomo, que se cubrió de llagas a la misma velocidad con la que su
mirada se llenaba de pena.
Ver cómo se
degradaba día a día, cómo dejó de comer, cómo el dolor la fue
venciendo... Presentir su muerte y sostenerme ante ella, tiesa y fría
mientras mi padre la enterraba, fue algo que me golpeó en seco y me
marcó por dentro.
A pesar de eso, lo
más duro, lo peor de todo, fue pensar que nadie se acordaría nunca
de verla abrazándome con sus patas cuando le rascaba la panza,
apretando cada vez con más fuerza mi brazo y mi mano contra su
corazón, como si se le fuese la vida en aquel acto, con aquella
desesperación animal, con aquella inhumana y extraordinaria manera
de defenderme, como nadie hizo nunca... para aprender de ella.
Snif!! Jodida realidad
ResponderEliminarLaika vuelve a la Tierra :(
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