domingo, 13 de septiembre de 2015

Hombres muertos que caminan (10)

_los ajenos
No les dejes mirar en tu maleta
porque después de revolverlo todo no comprenderán nada.

Es una osadía, un acto violento, una vergüenza, pura soberbia. No se puede disponer de la vida con ese desprecio, cuando es un don al que únicamente Dios debe ponerle fin.
La gente de ahora no sabe lo que son los problemas. Muy estudiados, sí, pero tontos de remate. Ven fantasmas donde no los hay y eso es producto de la ociosidad y los anuncios. No como nosotros, que tuvimos que trabajar a destajo, sin tiempo para estas estupideces, que venga traumas y depresiones de niñatos que no probaron el pan del diablo.
Yo no sé qué le pasaba a esa chica, pero que no era nada del otro mundo, seguro. Grave es no tener casa, ni qué comer, caminar kilómetros para conseguir una garrafa de agua que no se puede beber, que millones de personas enfermen y mueran por falta de jeringuillas, que les arranquen un trozo de entrepierna, que les disparen. Las verdaderas tragedias son las que abren los telediarios y no las niñerías por las que se matan aquí los que no saben sacrificarse para salir adelante, para tener algo. Que pierden la vida con esa facilidad porque nunca tuvieron que luchar por conservarla, que no vivieron una enfermedad, ni una guerra, ni el hambre. Pero ellos no piensan en eso, no piensan en nada, van a lo suyo. Son puro egoísmo y el resto que se apañe. Y ahí lo tienes, el ejemplo. Una familia destrozada en un abrir y cerrar de ojos, qué te parece.

Es que no hay cabeza... no hay cabeza... Es una pena.

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