Foto: Elena Dean @bicodepulga |
Cada vez, tenemos menos memoria. Son tantísimos los acontecimientos diarios que llegan a nuestras pantallas, que quedarse con todo, es imposible. Ni siquiera con una parte. Lo importante se diluye como sal en el agua de una pecera. Las chorradas, sin embargo, se aferran a nuestra mente como rémoras, de ahí que sepamos con quién se ha casado Tamara Falcó, por ejemplo, o quién es la última presentadora de OT. Juro que, para este tipo de datos, tipo "Andreíta cómete el pollo" me gustaría tener, como se supone que tienen los peces, tres segundos de memoria. Y dejar el resto del disco duro para la información que realmente merece la pena, como comprender por qué sube la bolsa en Buenos Aires cuando gana las elecciones un tarado como Milei. Supongo que no hemos sido diseñados para albergar tanto drama y necesitamos las chorradas, a toneladas, para poder sobrevivir. Supongo que de ellas se alimenta nuestro buen humor. Reservémoles, pues, su espacio en la disquetera. Y sobrevivamos.