"Entonces apareció Max con Peggy, y ya seguimos siempre juntos todos. Era algo extraño estar con los hijos de todo el mundo, los exmaridos y las exesposas (allí estaba Laurence Vail, anterior marido de Peggy Guggenheim, con la nueva esposa, Kay Boyle). Me parecía muy mal que Max estuviera con Peggy. Yo sabía que no la amaba, y aún conservo la vena puritana de considerar que no se debe estar con alguien a quien no se ama. Pero Peggy se ha maleado mucho. Era una persona bastante noble, generosa, y jamás se mostró desagradable. Se ofreció a pagar mi avión a Nueva York, a fin de que pudiera irme con ellos. Pero no quise. Estaba con Renato. Finalmente fuimos en barco a Nueva york, donde permanecí casi un año, hasta que nos marchamos a México.
Esa es la historia."