martes, 30 de mayo de 2023

Vamos a morir todos

" -Me siento rara- le digo a la enfermera de Urgencias.

-¿Qué te pasa?- pregunta.

-Va a sonar muy ridículo -admito-. Pero es que no me puedo creer que tengo un esqueleto dentro." 

                                                                     Emily Austin

                                                                     Blackie Books

                                                              

lunes, 22 de mayo de 2023

Minúscula

Foto: Elena Dean @bicodepulga

Una puede sentirse, algunas veces, minúscula como la tipografía que se guarda en la caja baja de un chibalete. Cuando contempla el horizonte. Cuando le echan una bronca. Cuando mira al cielo de noche y eso está plagado de estrellas. Como el zapatito de un bebé. Cuando la observan desnuda. Cuando se imagina conduciendo un tráiler. Como un guijarro. Cuando hace una ruta de senderismo como la del Cares y todo es montaña escarpada, desfiladero y silencio. Una puede sentirse minúscula en el trabajo, rodeada de buena gente, o cuando llega a casa a encontrarse con nadie. Como un caracol. No es malo sentir ese azote al ego, a veces. Comprender que esto dura lo que dura, que nada tiene mucho sentido, que sería bueno disfrutar. Sentirse minúscula es, a veces, un ejercicio poético. El ejercicio de estar viva y consciente de la realidad en la que vives, de aquello que gira a tu alrededor y es inmenso, inteligente y bello. Sentirse minúscula, a veces, es lo máximo que puedes ser.

miércoles, 17 de mayo de 2023

A parte fácil

"Mario comenzara a entender que na vida case todo tiña que ver con repetir unha e outra vez as mesmas cousas e facer un esforzo por non aburrirse."

                                      Ismael Ramos

                                      Edicións Xerais de Galicia 

lunes, 8 de mayo de 2023

Tontos de capirote

 

Foto: Elena Dean @bicodepulga

Jugar era la recompensa. Estábamos en parvulitos y la profesora premiaba a quien acabase primero la tarea. Solía disputármela con Diego, pero cuando me tocaba iba directa a la casita de muñecas de madera. Nunca tuve una, así que esta me provocaba curiosidad; todos aquellos mueblecitos distribuidos en estancias diminutas que ya casi no recuerdo, sólo el color blanco de las paredes y la ausencia de habitantes, que yo me imaginaba. Jugar era el premio. Hoy preferimos el like, el click, el corazoncito, el comentario, porque generan dependencia y dopamina. Claro que tiene su peligro, como la inteligencia artificial, que puede, tanto desarrollar nuestro potencial al máximo, como acabar convirtiéndonos en tontos de capirote. La primera pregunta que le he formulado al ChatGPT es que si le gusta jugar. La respuesta es que no. No tiene esa capacidad, en el sentido en que los humanos lo hacemos. 1-0. Cuando le he pedido que me recomiende un juego, me ha elaborado una lista en la que no aparecía, ni la lluvia, ni el barro. Lo he mandado entonces a la mierda e inmediatamente se ha disculpado. Lo han educado bien, pero me ha dado cierta pena que, como a algunos de nosotros (en eso nos imita a la perfección) su propia naturaleza le impida disfrutar. Y me ha caído un poco mejor.