jueves, 24 de septiembre de 2015

Hombres muertos que caminan (21)

desvelos_
Los ladrillos saben esperar.

           Me gustaba pensar que contigo se me secaría el lagrimal. Que darías vida a mi vida, franqueza a mis sonrisas y carne de gallina a una piel que se deshace. Que sólo estaría sola cuando sintiese que así lo deseaba y que a pesar de eso no echaría en falta más que el dulce silencio de tu compañía. Que los recuerdos de los comienzos no acompañarían siempre y que el quererse no implicaría imponer más que lo que cada uno se exigiese a sí mismo. Que el color y las palabras darían rumbo a una existencia casi feliz. Que cada minúsculo gesto de amor nos ayudaría a derrotar a cada una de las letras del miedo y que por una vez la paciencia, tendría su propia recompensa. Me gustaba pensar que un ideal podía convertirse en real y que en algún momento, los vientos favorables soplarían en mi dirección.
Quería creer que te quería y que me querías. Que no había nacido para vivir en otro tiempo y que no me sentiría cansada, ni desgastada, ni rota por las emociones ajenas. Que simplemente existiesen las muestras de afecto y que los corazones no se hubieran congelado para siempre.
        No hacían falta cortes de orejas ni saltos al vacío, sólo el abrazo fuerte que sabía que podías darme...


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