miércoles, 28 de febrero de 2018

Aquí no hay poesía

"(...) perdí mi primera vida
a la edad de veinte años
en una suite de lujo
a la que acudí de madrugada
con el azorado propósito
de tragarme entero
un frasco de somníferos
y calmar para siempre
la vergüenza entonces eterna
(y ahora tan fugaz)
de que me gustase ocasionalmente
un apuesto joven de a pie
empresa suicida que acometí
tras despojarme de todo atuendo
lavarme los dientes
negarme a rezar
y llorar de miedo
habiendo pagado por cierto
en la recepción del hotel
los ciento cincuenta dólares
por la suite donde elegí fallecer
sedando para siempre
la culpa abrumadora
de no ser el chico perfecto
que soñó mamá (...)".

lunes, 26 de febrero de 2018

Pequeños gestos individuales :)

A ti.
   
     Soy partidaria de los pequeños gestos. De la acción individual y a poder ser, positiva. Claro. Pero no soy optimista. Y sé que nunca lo seré.

     Mi análisis del mundo podría limitarse a describir que es una soberana mierda y que se desmorona. Que eso es algo que ha pasado desde siempre y que nunca ha pasado nada. La vida ha seguido, sigue y seguirá, hagamos lo que hagamos, a su rollo. Pero también sé que no debo quedarme ahí, paralizada por la pena, por el asco, por el miedo. Porque sigue pasando y no me gusta. Así que ni puedo, ni debo, ni quiero, ni voy a mirar para otro lado.
    
     Ahora mismo estoy en un bar, tomándome una caña, viendo -por desgracia y porque es inevitable, un partido de fútbol más- y cargando con algún que otro remordimiento por no haber invitado a comer a un andaluz que me he encontrado en Vigo, -ciudad que vivo y en la que vivo, algunas veces, a mi pesar-, con el que me he parado a hablar unos minutos.

     Porque resulta que este chico, que tiene 38 años, -como yo-, también escribe. Escribe y además publica, pero en la calle. Y no lo hace del todo mal.


     Que podemos mejorar la tipografía, vale. La calidad y el gramaje del papel. Lo acepto. Pero qué opináis del mensaje. Del eslogan. Yo diría que es, -o al menos pretende ser- aplastante. Del verbo APLASTAR de toda la vida.

     Aún así, mucha gente no le ha hecho, ni le hará, ni puto caso.

     Yo misma pasé, leí, continué.

    Luego me detuve en un banco, -en minúscula-, me lo pensé. Miré para atrás y retrocedí. Aunque ahora lo llamo AVANZAR. Porque la impresión del texto, era a doble cara :).



     Este chico, que ha estudiado hasta bachillerato, que ha trabajado para el ejército, que ha trabajado en la carga y descarga, que ha trabajado como comercial... ahora no trabaja. Y pide en la calle. PIDE AYUDA.

Es que, además, escribe poesía.

     Así que, aunque solo sea por eso, -y no porque a lo mejor esté pasando hambre, o frío, o pánico- he decidido que merece tener una entrada en este multitudinario blog. Para demostrarme que toda esta tecnología puede servir y sirve para algo, además de para explotar a africanos. Para algo bueno. Para ayudar a las personas que no están pasando por el mejor momento de sus vidas, aunque todos sepamos que solo es un bache pasajero :).

     Yo no quiero recomendar este chico a nadie, porque no lo conozco. Pero quiero visibilizarlo. Quiero que alguna gente, aparte de mí y de los que los que lo ven a diario y se paran a hablar con él o a darle algo, -o no-, también lo sepan. Quiero decir que no sé si se lo merece o si se lo ha buscado. Que tampoco me importa demasiado, en realidad. Lo que me importa es su mensaje, que me voy a creer, porque me da la gana. Porque veo que cada día son más personas, más calles, más cestitos de mimbre con monedas los que decoran las ciudades por las que paso, en vez de maceteros de tres toneladas con flores, que es lo que de verdad me mola. Y que aquí no pasa nada, como siempre ha pasado. 

     Quiero que dejemos de mirar el puto partido, por un segundo de nuestras vidas, para mirar alrededor y ver lo que sigue ocurriendo. Para que no vuelva a pasar. Quiero que lo intentemos, puto siglo XXI. Solo quiero que, de verdad, lo intentemos. Con pequeños gestos individuales.

     Quiero que este chico vuelva a tener su oportunidad. Un trabajo digno, una vida digna. Lo que pedimos todos, para tod@s. Imagino. Y ya sé que es uno más, pero es que, desde hoy, es MI UNO MÁS. Así que os pido, que si conocéis a alguien que conozca a alguien que quiera conocerlo y pueda echarle una mano, os pongáis en contacto conmigo por privado, para tratar de ayudarlo. Porque no es tanto lo que pide. Solo comida. Solo trabajo. Solo eso, ayuda.
 AYUDA
      
Quiero que leer, sirva para algo. 
 Gracias.

Susana Pereira Fiuza

Música: The A Team. Versión: Birdy.
Original: Ed Sheeran

sábado, 24 de febrero de 2018

Rosalía Pioneira (por Miguel Robledo)

Textos: Rosalía de Castro                         Ilustracións: Miguel Robledo
                                                                    



Hai nas ribeiras verdes, nas risoñas praias
e nos penedos ásperos do noso inmenso mar 

fadas de estraño nome, de encantos non sabidos
que só con nós comparten o seu plácido folgar


Costureiriña
do carballal,

colle unha agulla,
colle un dedal


Dádeme os vosos perfumes lindas rosas

da sede que me abrasa, claras fontes,
apagade o queimor...


viernes, 23 de febrero de 2018

Nosotros, la Transición

"El vídeo de TVE mostró a los españoles lo sucedido en el Congreso en los primeros minutos. El valor y la dignidad de Suárez, de Gutiérrez Mellado, de Rosón y de Carrillo... también me pareció admirable Pilar Narvión, como iba y venía por la Cámara mostrando desprecio absoluto a los golpistas, ni les miraba. Le pregunté: "Pilar ¿no tienes miedo?" "Julita hija, cómo voy a tener miedo de éstos?, los militares serios no dan golpes de Estado"."

miércoles, 21 de febrero de 2018

Alicia Martín

"¿Cuándo se dio cuenta de que el libro es ese objeto universal que le permite hablar con y desde cualquier cultura?"

"Leyendo. En los trayectos de casa a la universidad siempre llevaba un libro, y el hecho de cerrarlo y pensar en lo leído es lo que me lleva a pensar en cómo se adapta a la mano que lo sujeta y, a partir de eso, en que hay tantas lecturas de un mismo libro como personas que lo leen y manos que lo manejan. No partí del "libro de artista", entendido como objeto transformador, sino de una concepción del libro autónoma y activa, que lo convierte en un artefacto. Los artefactos son consecuencia de necesidades sociales y culturales, empleados generalmente para extender los límites materiales del cuerpo."
Mujer hoy, nº 979, 13 de enero de 2018

lunes, 19 de febrero de 2018

Joaquín Reyes

"Es muy interesante esta dicotomía que me planteas: arte o dinero", le contesté. "Es la gran duda que atormenta, históricamente, al artista."


en
El no ya lo tienes
El País, Sábado 16 de febrero de 2017

domingo, 18 de febrero de 2018

Sés

"Que as nenas canten Non son fada para min é o orgullo máis grande. Pensar que puiden axudar dalgunha maneira a que unha nena se plantee temas como a igualdade, ou a xustiza en xeral: de xénero, de raza, de idioma, do que sexa, é o máis que podo pedir. Que abran as súas mentes a todo iso dáme, ademais, esperanza en que sexan adultas que cuestionen, que critiquen, que loiten polos seus dereitos. Ese é o pago máis valioso que podo ter polo meu traballo."
Praza Pública Venres, 29 de decembro de 2017

viernes, 16 de febrero de 2018

Joan Margarit

"¿Qué tienen que ver amor, inteligencia, vida y poesía?"
"Todo. Donde no hay amor no hay vida ni inteligencia ni poesía. Si no hay amor, se lo regalo todo."

"Dedica uno de sus poemas del libro "Consabida crueldad" al atentado de Barcelona de agosto del año pasado. ¿Lo escribió desde el dolor o la indignación?" 
Nunca escribo desde la indignación, jamás. Desde la pena sí, desde el dolor he escrito dos veces, una ha sido esta vez y otra cuando se estaba muriendo mi hija Joanna; entonces también escribí en caliente, como si le dijera a la poesía: si hemos llegado hasta aquí y ahora no me sirves, te dejo. Y no la dejé."

en  Esto es lo último
El Cultural, 12-18 de enero de 2018

miércoles, 14 de febrero de 2018

lunes, 12 de febrero de 2018

Memorias de una geisha (por Sandra Carbó)

 Autor: Arthur Golden
Idea original, dibujos y fotos del proyecto editorial: Sandra Carbó

 "Pues cuando una geisha se levanta por la mañana es una mujer como cualquier otra. Puede que tenga el cutis grasiento tras las horas de sueño y que le huela mal el aliento. Cierto es que puede llevar un peinado asombroso, pero en cualquier otro respecto es una mujer como todas, y no es una geisha. Sólo cuando se sienta ante el tocador para maquillarse se convierte en geisha. Y no me refiero a que esto suceda cuando empieza a parecerse físicamente a una geisha, sino a cuando empieza a pensar como una geisha."    
                                             
Encuadernación: Pino encuadernaciones

 
 









 "...el prefijo «gei», de geisha, significa «artes», 
de modo que la palabra «geisha» significa «artesana» o «artista»".













"Una geisha con poco nivel podría aceptar este tipo de arreglo; probablemente querrá aumentar sus ingresos y aceptará prácticamente todo lo que se le ofrezca. Puede que una mujer así se llame a sí misma geisha; pero yo creo que hay que verla bailar, tocar el shamisen y realizar la ceremonia del té antes de decidir si es una verdadera geisha. Una verdadera geisha nunca echará a perder su reputación de este modo, poniéndose a disposición de un hombre por una sola noche."






"Desde el momento en que el Presidente me dijo la primera palabra, olvidé que estaba buscando un signo sobre mi futuro. Pero cuando vi en su mano el pañuelo con la moneda dentro, se parecía tanto al pequeño sudario de la mariposa, que supe que por fin había encontrado el signo que buscaba. Tomé el atadijo y, haciéndole una profunda reverencia, intenté explicarle lo agradecida que me sentía, aunque estoy segura de que mis palabras no le transmitieron plenamente mis sentimientos. No le estaba dando las gracias por la moneda, ni tampoco por la molestia que se había tomado al detenerse a ayudarme. Le estaba dando las gracias por... bueno, por algo que no estoy segura de poder explicar ni tan siquiera ahora. Por mostrarme que en el mundo se puede encontrar algo más que crueldad, supongo."


"No sé decirte qué es lo que nos guía en esta vida; pero yo caí hacia el Presidente como caen las piedras al suelo. Cuando me corté el labio y conocí al Señor Tanaka, cuando murió mi madre y me vendieron sin piedad, todo ello fue como un arroyo que discurre sobre piedras antes de alcanzar el mar. Incluso ahora que se ha marchado lo sigo teniendo, en la densidad de mis recuerdos. Contándote mi vida la he vuelto a vivir."


sábado, 10 de febrero de 2018

Ara Malikian

"¿Qué le despierta por las noches?"
"Imágenes y sonidos de bombardeos."

"¿A quién invitaría a la cena de sus sueños?"
"A los señores Bach y Paganini."
(la revista diaria de El Mundo)

martes, 6 de febrero de 2018

Mutilación Genital Femenina. Tolerancia 0.

Fuente (textos y vídeo): Naciones Unidas

"La MGF es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas. Refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Es practicada casi siempre en menores y constituye una violación de los derechos del niño.
Asimismo, viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte.
Aunque se concentra principalmente en 29 países de África y de Oriente Medio, la ablación es un problema universal y se practica en algunos países de Asia y América Latina. Además, persiste también en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.
Aunque la práctica se ha mantenido por más de mil años, hay motivos para pensar que se puede acabar con la mutilación y la ablación genital femenina en una sola generación. El Fondo para la Población, junto con UNICEF, dirige el programa mundial para acelerar el abandono de la población. El programa se concentra en 17 países africanos y también apoya iniciativas regionales y mundiales.
El 20 de diciembre de 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución A/RES/67/146 Documento PDF, en la cual exhorta a los Estados, al sistema de la ONU, a la sociedad civil y a todas las partes implicadas a seguir observando el 6 de febrero como el Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, y a aprovechar la ocasión para mejorar las campañas de sensibilización y tomar medidas concretas contra la mutilación genital femenina.
En diciembre de 2014, la Asamblea General adoptó sin voto Disponible en inglés una resolución para intensificar los esfuerzos para la eliminación de la mutilación genital femenina. En ella, se pide a los Estados que desarrollen, apoyen y cumplan estrategias que prevengan esta práctica, incluyendo la formación de personal médico, trabajadores sociales y líderes locales y religiosos para asegurar que dan unos servicios competentes de apoyo y cuidado a las mujeres y niñas en riesgo de sufrir esta mutilación o que ya la hayan sufrido. La resolución también destaca la necesidad de que este asunto se incluya en la agenda del desarrollo posterior a 2015."

 "La mutilación genital femenina 
 se clasifica en cuatro tipos principales:
Clitoridectomía
resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, en casos muy infrecuentes, solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).

Excisión
resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin excisión de los labios mayores.

Infibulación
estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.

 Otros
todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital. "
 

domingo, 4 de febrero de 2018

Björk

"¿Con qué tipo de provocación se divierte más? ¿A qué tipo de personas le gusta provocar?"
"Es que no me gusta provocar. Mi objetivo es más tratar de encontrar la pura esencia de todo lo que he trabajado. A mí me gusta el agua helada, la comida picante, el chocolate negro, bailar durante horas en un club, las frescas ventiscas de nieve o nadar en un océano cálido. Entiendo que me gusta cada una de esos elementos en su forma más extrema para sentirme viva, pero no lo hago para sorpreder a nadie, ni para provocarlo. Para mí es más como... un alivio, una descarga."

en Mujer hoy nº 978, 6 de enero de 2018 

jueves, 1 de febrero de 2018

Un hospital inteligente ;)

A mi madre, que NO SE RINDE.
A mi hermano, por su trabajo. Y por cuidar de ella.

A todos los que me conocen, 
para que se vengan conmigo de manifa :). A Carmen.

     Soy orensana y, para más INRI, de barrio. Así que cuando hace algunos años me dijeron que se iba a construir un hospital inteligente en la ciudad, me dio un vuelco el corazón. Es que, además, soy de letras. Y claro, me mueven las emociones. Joder, qué alegría, pensé. A ver si por fin salimos del hoyo y, ya de paso, del baltarismo. Pero nada, oye, otro palastrazo que me he llevado esta semana, sin comerlo ni beberlo.  

Asco-de-vida :(.
  
     A ver.
     Es que se rumorea... pero se rumorea de verdad, que lo de los recortes en la Sanidad Pública, ES UN HECHO. Y aún peor -tú difama, que algo queda- que LO VA A SEGUIR SIENDO.
     Pues vaya mierda, pienso ahora. Y es que claro, el tiempo, -ay el tiempo-, lo va poniendo todo, y a todos, en su sitio, incluido el nuevo parking que han habilitado para uso y disfrute de trabajadores, pacientes y familiares, en el que te calcan una pasta por la hora. Eso sí que es inteligencia y no lo de antes, cuando éramos completamente gilipollas y podíamos aparcar en cualquier sitio, -porque había sitio- y gratis, como salvajes.

     Vale, vale. Que se me ve el plumero, sí. Que se me nota, joder, que se me nota y que solo estoy parcialmente de acuerdo con lo que ha dicho Jordi Évole el otro día, con lo que él es, para este país, cada día más de color verde Esperanza. Ah, no. Que eso es azul. Bueno, que ya sabéis a qué me refiero, a lo de que estamos anestesiados. Que no Jordi, que no, que te equivocas coño, que NO. Que ya no hay pasta para anestesias joder, que nos operamos demasiado, que a ver si te coscas del asunto y le dedicas un Salvados, que te lo tenemos que explicar todo desde el otro extremo o, mejor dicho, desde la distancia (que aquí en Galicia, somos muy de centro). No, Jordi, no, que no te enteras. Que estamos indignados, aunque no se note. Ah -la indignación-, esa mágica palabra que está re-poniendo de moda el ex-juez Baltasar Garzón con su nuevo libro de magnífica portada y que por supuesto voy a leer, -se ponga como se ponga Federico Jiménez Losantos-, a quien también escucho para equilibrar la balanza, echarme unas risas y aprender, de paso, algo de geografía.


    Y es que, en este bebedero de patos, todo el mundo tiene algo que decir. Faltaría más. Yo, así, a nivel particular, digo, por ejemplo, que estoy HASTA LOS COJONES. Y empleo esa expresión, sí, tan denostada en este comienzo de siglo, pero a la vez tan efectiva, porque te asegura que el mensaje llegará a tOdO el mundo.

     Estoy indignada y no anestesiada. Y te aseguro que esta indignación se volverá activa para que se active, aunque solo sea por mímesis, la del pequeño círculo que me rodea, que quizá no se mueve por un principal y único motivo, que los gallegos solemos llamar medo y también, por qué no admitirlo, algo de modorra. Dos palabras que no sé pronunciar en catalán, para mi desgracia, ya que parece que es el único idioma en el que se imprimen las noticias de este país en los últimos trescientos millones de años. Dímelas tú, anda, -aunque sea en la intimidad-, que eres un profesional exitoso. A ver si alguien les hace puto caso.

     Estoy, como ves, activamente indignada -y eso que solo he comprado el libro-, por la parte que me toca, o mejor dicho, por la que me ha tocado. Y es que mi madre, la típica Asunción de toda la vida, ha sobrevivido y sobrevive -de momento-, a una leucemia mieloblástica aguda, gracias a la SANIDAD PÚBLICA y a los cuidados que recibió por parte de su familia (dos hombres y dos mujeres, en ese orden) y del personal de la antigua residencia, tal vez un  poco más anormal y retrasada que el nuevo hospital, pero donde la diagnosticaron y trataron (mujeres y hombres, por ese orden), en general, muy bien. Y encima, gratis. Qué escándalo.

     Estoy indignada, te repito, y me activaré aún más, porque sé que cada recorte en nuestro Sistema Nacional de Salud es una incitación al odio y a la violencia, aunque nadie lleve a nadie a los juzgados. Y porque cuando esos recortes afectan a tu propia VIDA, a la de alguien a quien conoces o a quien quieres con toda tu alma, tu corazón, o tu cerebro, te entran unas ganas locas de salir a la calle y provocar, a modo de excentricidad primermundista, un pifostio africano, esa matata mingui que en lingala significa, escribió Pérez-Reverte (a quien he leído, leo y seguiré leyendo), jaleo del carajo. Pero tranquilitos, que no queremos volver al 36.


     No estoy ni estaré en contra de la construcción de nuevos hospitales siempre y cuando, claro, estos sirvan para algo más que para construirlos y si se puede, sacar tajada por ello. Presuntamente. Que el hospital no es lo importante, oigan. Que si se cae un azulejo, se puede recolocar sin tener que remodelar el baño entero a costa de los fondos públicos. Que para eso se les paga a los de mantenimiento, digo yo. Y porque lo esencial no es el continente, sino el contenido. Que no estamos en un concurso de belleza. Y da un poco igual si la cristalera es o no el último grito. Porque es que cuando alguien a quien quieres está a punto de morir, no vas y te fijas en si las paredes tienen gotelé. De verdad que no lo haces, aunque seas arquitecta. O pintora. Te fijas en otras chorradas, como en si por ejemplo la estarán TRATANDO BIEN, en el amplio sentido de la expresión. Y cuando esto no ocurre, -que a veces pasa-, primero te cabreas y luego te preguntas si a su vez, ese personal que nos atiende, nos cura las heridas, contribuye a la mejora de nuestra salud y en ocasiones nos salva momentáneamente de la muerte, estará siendo, a su vez, respetado.
     La medicina es importante, claro que sí. Es lo más importante. Pero el buen trato, también influye. Y el hecho de que a veces no lo sea, también  puede responder, -en parte-, a la situación cada vez más precaria que afecta a todo aquel que trabaja en un centro sanitario, incluido el chico que vende cupones de la ONCE en la entrada, y que venderá más, -imagino-, si todos -pacientes, familiares y personal-, están contentos y pueden afrontar ese gasto a mayores. Vuelvo a decir yo. Aunque esta sea una opinión tan opinable como todas.

     Que se construya un hospital nuevo y a la vez se cierren plantas enteras en verano, que es, oh casualidad, cuando médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, cocineros, limpiadores y personal de mantenimiento suelen irse de vacaciones y cuando, -según creen los responsables de esas decisiones-, los pacientes dejan de enfermar y morir, son cosas que no se entienden. Ni que si te da un infarto, solo pueda darte de mañana, porque en ese nuevo hospital, más inteligente que tú y que yo y que todos los putos o(u)rensanos juntos, no hay equipo de tarde ni de noche que te pueda hacer un cateterismo, o lo que sea que te tengan que hacer en estos casos en los que sientes que te mueres y te mueres y como consecuencia, prefieres que no te desplacen a otra ciudad, a una hora como mínimo, y te atiendan en la tuya, a la que le tienes más cariño y además, está más cerca. Porque no se contrata personal cualificado, que lo hay, lo hay. Ni siquiera se les enchufa, con lo que hemos sido. Y que pase exactamente lo mismo con las urgencias quirúrgicas pediátricas. Porque defender los derechos de los niños sí, pero oye, tampoco nos pasemos. Que el planeta está superpoblado.

     Y ya que estamos, voy a ampliar mi exposición comentando que tampoco he llegado a captar -y mira que le dedico horas- esta nueva manía que les ha entrado a todos con dejar un solo carril de acceso a cualquier centro de salud (pongamos por caso, Povisa, en Vigo) Porque piensas: joder, si se lía una gorda, ¿cómo van a pasar las ambulancias si la única vía de entrada está taponada por un par de coches, porque hay un accidente o, digamos, una señora en silla de ruedas a la que le cuesta un mundo bajarse? Por ejemplo. Y es que claro, ya sabemos que aquí nunca pasa nada. Hasta que te estalla en la cara un Madrid, o un Barcelona, o un Angrois y hace picadillo tu estrategia de humanización y de aceras sin sentido de ocho metros (petadas de mobiliario urbano), en el entorno hospitalario. Pero nada. Ustedes a lo suyo, que aún no sabemos qué es exactamente lo que es, -salvo simultanear cargos aunque no la hinquen y cobrar un pastizal por ello-, que los ambulancieros ya se las apañarán para pasar. Que pongan la sirena a toda mecha, qué hostias. Y los que vayan dentro, que se busquen la vida, que para eso han nacido. Porque lo del aborto (LIBERTAD DE DECISIÓN), ya es otra guerra, gallardoniana. Y tranquilos, que también la vamos a pelear :).

     LA SANIDAD PÚBLICA NO ES UN NEGOCIO. Bueno, vale, no voy a ir de ingenua por la vida. Pido perdón, hinco la rodilla en el terruño y rectifico: la Sanidad Pública no debería ser sólo un negocio. Y esto es algo que casi todos comprenderemos cuando tengamos que pasar, repito -por cojones-, por sus innovadoras instalaciones y por las manos de unos trabajadores cada día más subcontratados, puteados y hartos. Porque a la mayoría -jeques árabes aparte-, nos va a ocurrir. Ingresaremos a un padre, a una hija o a un Espíritu Santo, que es lo que algunos se creen que son hasta que el dramático final llama a su puerta, como a la de todos. Que esto es algo de lo que no te libras. Y perdonen que me haga publicidad, que ando un poco baja de lectores y de defensas, aunque ni se me ocurre ir a Urgencias, no vaya a ser que las colapse. Yo soy como las de antes. Prefiero morir en casa, tranquilamente y, si puede ser, por eutanásica decisión propia. Otro frente abierto. Por poner nuevos viejos temas, de actualidad.

     Y sí, ya sé que todo es dinero (y fútbol y religión y política y sexo). Que ya lo sé, joder. Pero hasta en uno de mis lemas más trillados -salud y dinero, que el resto se compra-, la salud, va por delante. Lo es todo. Ni dinero, ni amor, ni familia, ni amigos, ni libros, ni perros, ni Iker Casillas, ni Cristo Bendito bajado de su cruz. La SALUD se lo lleva todo por delante. Y por ese motivo, hay que salir en su defensa. Y tallar ese derecho en un bloque de granito de Porriño, no en la barra de hielo que ustedes nos quieren endosar.

     Y es que tampoco pedimos tanto, me parece. No les estamos pidiendo la luna, ni la muerte de la muerte. Solo que hagan su trabajo, que por algún motivo, está mejor remunerado que el de una encuadernadora o el de un minero, por hablar de paridad a ras de suelo. Y pedimos que lo hagan bien. Que lo hagan mejor. O para qué si no sirven las cuatro carreras y los dieciocho másters que se han sacado. Que sí, que vale, que sí, que también sabemos que lo suyo es muy difícil y que la vida es dura, pero es el camino que han elegido, oigan, así que no nos subtitulen la película y gestionen. O haberse dedicado a la literatura, que goza de una alta rentabilidad y cotiza en Bolsa más que nadie.
     No te jode.

     Y si cometen un error, -o varios-, pues tampoco pasa nada, aunque a veces pase. A todos nos ocurre. No hace falta ni que dimitan. Rectifiquen. Y resuélvanlo. También pueden pedir perdón, si la cosa es grave. No sé, hasta el rey de España lo hizo, y no se abrieron los mares. No parece un imposible, como ser Rafa Nadal o Susana Rodríguez. Yo es que valoro los pequeños gestos, qué quieren que les diga. Aunque te hayas cargado algún elefante. Al fin y al cabo eres el rey de un puto país. Que no gobernarás, vale. Pero reinas. Lo cual es más mejor. Y estás pidiendo disculpas. Pues oye, ALGO ES ALGO.
     Peor que lo suyo, que lo mío, que lo de Sus Majestades y que lo de todos, serán la enfermedad y la muerte, que es a lo que se enfrentan los pacientes a diario. O el hambre en el mundo, o la ablación, ya que estamos. Y ahora llámenme populista, que me pone. Y que no va a impedir que reivindique el derecho a protestar y a manifestarme, en mi casa y en la calle. Y no me abran el cajón de frases míticas de Fraga, -grabadas a fuego en mi memoria- (As leis non se fan nas rúas), si no quieren que yo les abra el de Labordeta, -grabado en el Congreso- (Pero no puede uno hablar aquí o qué... ¡A la mierda, joder!), quien, -por cierto-, me caía bastante mejor, a pesar del bigote. Es que soy jotera, como Carmen París ;).

     Y es que si ustedes pretenden desgraciar la vida de la mayoría de los ciudadanos y no procurar su bien -que es el supuesto motivo por el que todos se meten en política, además de para arruinarse-, pues que no les entre el pánico si nos pillamos un berrinche y nos concentramos en las aceras, que no serán  nuestras pero tampoco suyas y que son maravillosos lugares para jugar y patalear, porque visibilizan los problemas reales de la gente y añaden espectadores a su causa. Por si no se habían dado cuenta.

     Es que no nos dejan otra salida. Les explico :).

     Si yo fuera, por poner un ejemplo, Fátima Báñez, invocaría a la Virgen del Rocío y ya, pero como no lo soy -ni creyente, ni andaluza- tendré que cargar con esa doble tragedia, y añadirle una nueva, que es el interés que todos ustedes parecen tener en ir privatizando, des-pa-ci-to pero a pasos agigantados, la sanidad pública española. Y no es que tenga yo nada en contra de nadie, especialmente si proviene de L(o)s Peares, que eso duele más que nacer en Lugo-Lugo o en Teruel, por mucho que puedas fardar de embalse. Salvo, claro está, que pretenda arruinarme la existencia. No, Alberto, así no. Ni aunque fuera usted de mi barrio. Ni aunque fuera de mi familia. Ni aunque fuera usted mi puto hermano y lo quisiera. Escribiría esto y se lo restregaría por la cara para que se diese cuenta de su error y rectificase. Pero no nos pongamos violentos, aunque sea para tanto. Que no se nos olvida que nos hemos manifestado por un NO A LA GUERRA. Que sabemos que tiene usted su corazoncito. Y que a veces, lo muestra. Que ha perdido a un padre, que ha tenido un hijo, probablemente todo ello en la privada, cuestión que desconozco y sobre la que no me voy a informar, porque intento respetar lo que cada uno decida hacer con su vida y porque entiendo que se lo puede permitir. No es mi caso. Ni el de millones de personas. Téngalo en cuenta, haga el favor. Y no se ofenda, que no es algo personal. Lo mío es más una crítica general a todo su colectivo, así, en plan aspersor, con la esperanza de que alguna gota alcance a alguien -a quien sea-, que de verdad se moje.

      Por el  momento, me toca protestar. Y recordar durante esa protesta, pequeños detalles que tuvieron lugar en la vieja residencia de mi ciudad y de la suya, como ver entrar a un médico -del que no recuerdo el nombre, aunque me haya quedado con su cara-, en la habitación de la mujer que me parió por cesárea, para decirle: así que usted es Asunción, Asunción Fiuza. ¡La heroína de planta! Recordar la cara de absoluta felicidad de mi madre, asintiendo con la cabeza. Y la mía, al mirarla a ella. Recordar como recordaré siempre a ese hombre, porque se bajó del pedestal del que algunos jamás se apean y porque no se colgó la medalla de Dios Todopoderoso, ni se hizo el héroe. Porque quizá sepa que nadie lo es. Aunque salve una vida. O cientos de ellas. Lo recordaré, no porque se lo dijese a ella, sino porque lo dijo. Se lo dijo a alguien, que necesitaba escucharlo. Y porque gestos como ese, HUMANOS, te alegran la vida y te ayudan a querer vivirla.

     Por todo esto y no porque desconfíe de los políticos -que por supuesto que lo hago-, también voy a salir a la calle. Porque rumores como los que circulan estos días, como mínimo te indignan y como máximo te pueden hacer perder la vida, aunque tú no quieras. Y ya sé que debería hacer caso de los mensajes tranquilizadores que comparte la Xunta de Galicia por Facebook, pero es que soy más de creerme lo que me dice la chusma y el populacho, que trabajan en esto y que empiezan a rebotarse y a decir HASTA AQUÍ.

     VOY A PELEAR POR MIS DERECHOS y porque éstos también lo sean para todas las personas que decidan hacer uso de ellos. Desde la insignificancia de mi posición. Y lo voy a hacer porque no soy gilipollas, como dice Paquita. Porque soy o(u)rensana de colegio público, algo que te marca y a la vez, es marca. Porque soy de barrio y puedo demostrarlo.

      Porque me llamo Susana Pereira Fiuza y soy hija de mi madre :).

      Y porque SOY INTELIGENTE.
                                   


Este domingo (4/2/2018), a las 12.00h,
hay manifa en Santiago de Compostela.

¿Alguien se apunta?