la
tristeza_
Has
olvidado lo que esperas, pero recuerdas la espera.
Dicen
que lo normal es tener ganas de vivir.
Pero una mañana
cualquiera te levantas y todas las voces que te hicieron daño,
retumban en tu cabeza. En un momento percibes que todo es tristeza,
que se pegó a tu cuerpo, que no la sientes, sino que la eres. Y
dejas de fingir que todo va bien cuando te caen las lágrimas en
cascada y sólo piensas en estar sola, lejos de todos, cuando tu
único deseo es que nadie te vuelva a destrozar.
Y el tiempo pasa y
asimilas tu identidad desierta. Y ya no estás, aunque puedan verte,
porque te has quedado fuera de todo esto, de la vida, que fracasó
contigo estrepitosamente. Naciste en el lugar equivocado, naciste al
otro lado y el barco hace ya tiempo que zarpó dejándote en tierra,
en un suelo sobre el que no sabes caminar. Por eso quieres que pase,
deshacerte del regalo con el que no pudieron comprarte. Ellos, que
sentirán tu falta, que también se considerarán culpables,
responsables de este extraño suceso que es vivir dejando discurrir
las horas una detrás de otra, sin ningún motivo en especial.
Pero lo estúpido
es hacerlo. Pensar en amigos, familia, algún perro callejero que más
tarde o más temprano se dejará domesticar. Porque todo pasará.
Volverán a hablar de mí, a recordarme, a verme en vídeos, como si
nada. Se curarán la pupa y el día seguirá a esa noche en la que
deje de resistir, y lo haga.
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