Fotografía: efialtes_fernando gonzález |
Desde que somos modernos, descartamos lo feo. Ya no aprovechamos el viejo somier de la cama de matrimonio para construir con él la puerta de entrada de nuestra huerta más productiva. ¿Qué será lo próximo? ¿Tirar la nevera en el punto limpio solo porque ha dejado de funcionar, en vez de llevarla a una finca y usarla como despensa? Pensémoslo bien (antes lo hacían): la bebida siempre se mantendría fresca. Si bien es cierto que hoy en día, apenas cultivamos la tierra: unos tomatitos por aquí, una docena de lechugas por allá... cada vez más plantamos cosas que crecen solas y no nos hacen sudar. Ah, qué tiempos aquellos en los que se echaban y arrancaban las patatas a mano para toda la familia, en que se vendimiaba, en el que se mataba al cerdo y se recogía su sangre para hacer filloas. Ya nada es feo y tétrico como por entonces. Ya no hacemos callo, literalmente hablando. Ahora nos gusta lo aséptico, la ausencia de sufrimiento, las casas decoradas con muebles de Ikea. Hemos dado muerte a lo "enxebre". Y no cabe duda de que Dios nuestrosiñó, nos castigará por ello :).