viernes, 22 de abril de 2022

Feísmo del bueno

 

Fotografía: efialtes_fernando gonzález

Desde que somos modernos, descartamos lo feo. Ya no aprovechamos el viejo somier de la cama de matrimonio para construir con él la puerta de entrada de nuestra huerta más productiva. ¿Qué será lo próximo? ¿Tirar la nevera en el punto limpio solo porque ha dejado de funcionar, en vez de llevarla a una finca y usarla como despensa? Pensémoslo bien (antes lo hacían): la bebida siempre se mantendría fresca. Si bien es cierto que hoy en día, apenas cultivamos la tierra: unos tomatitos por aquí, una docena de lechugas por allá... cada vez más plantamos cosas que crecen solas y no nos hacen sudar. Ah, qué tiempos aquellos en los que se echaban y arrancaban las patatas a mano para toda la familia, en que se vendimiaba, en el que se mataba al cerdo y se recogía su sangre para hacer filloas. Ya nada es feo y tétrico como por entonces. Ya no hacemos callo, literalmente hablando. Ahora nos gusta lo aséptico, la ausencia de sufrimiento, las casas decoradas con muebles de Ikea. Hemos dado muerte a lo "enxebre". Y no cabe duda de que Dios nuestrosiñó, nos castigará por ello :).

viernes, 8 de abril de 2022

La hojarasca

Fotografía: efialtes_fernando gonzález

Somos así de frágiles, como la hojarasca que cae al suelo con un testarudo golpe de viento. Aunque el tronco siga en pie, perdemos tantas cosas a medida que pasa el tiempo, que el desgaste de la corteza suele ser visible, palpable, brutal. De nada sirve tatuarse un corazón o una fecha. De nada sirve nada. Aquello que hagamos hoy, se borrará con el tiempo en cuanto dejen de recordarnos. Es la vida. Y sin embargo, -siempre y eternamente y sin embargo- seguimos escribiendo posts, completando álbumes de fotos, acumulando libros dedicados, quizá con el irrisorio fin de perdurar en el tiempo, de permanecer de alguna manera, de estar presentes en el mundo. Y es que nos dan miedo los finales, las grandes incógnitas, el desaparecer. Nadie ha vuelto y eso, lastima. Nadie ha dejado de morir. Y eso, aterra. Lo que importa es el camino, nos dicen. El transcurso del vuelo de cada una de esas hojas hasta que toca el suelo, dejando nuestra ramas limpias, desnudas, yermas. Lo importante es no sufrir más de la cuenta, mantener el equilibrio, distraerse mirando algún partido de tenis, no tomar azúcar ni grasas, dormir 8 horas a placer. Pero ¿quién no piensa en el después? Solo los niños están a salvo. Y de ellos, debemos aprender.