viernes, 13 de noviembre de 2015

Hombres muertos que caminan (71)


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Tal vez después de muchos años
te acercarás a mí y me darás las gracias.

Conoces a personas detestables y dañinas. Te relacionas con ellas porque toca, aunque golpean. El día a día es una grisalla, una amargura, un asco, así que accionas con tu mente una guillotina que las deje sin ideas. Sonríes.
Sueños frustrados que tiene una.

Luego están los neuróticos, maniáticos, amargados a los que casi no te atreves ni a tratar porque no sabes cómo, porque no se les puede ni respirar al lado sin producirles una úlcera de estómago. Son seres extraños, una especie en extinción, intocables que eligen no dejarse querer más que en la distancia, aunque si dedicas algún tiempo a observarlos, tan sólo un poco, dejarán que te confunda ese otro lado maravilloso que poseen.

De pronto, un día, llega lo raro, lo extraordinario, lo único. Conoces a alguien bueno. Bueno. Bueno de verdad. Y aprendes su lección.

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