sábado, 31 de diciembre de 2022

31 de diciembre

 Aunque ha sido un año difícil, me he sentido especialmente acompañada por el talento de Fernando González, que bajo el pseudónimo de Efialtes ha puesto imagen a 24 publicaciones de este blog, en las cuales he colocado las palabras que cada una de esas fotos me inspiraban. 

El talento de Fernando es indiscutible. Su mirada llena de realismo a veces y de simbolismo otras ha contribuido a hacernos transitar por este año con una carga de belleza con la que no contábamos, con un grado de sensibilidad añadido y espero que apreciado por tod@s.

Ha sido un placer contar en No me libro ni lo intento :) con la colaboración de un ser tan especial y generoso. Muchas gracias, Fer, por habérmelo propuesto.

El 2022 se acaba y quiero dar las gracias a quienes comentáis en el blog, en facebook y twitter, a quienes compartís las publicaciones y especialmente a todos los que las leéis. Porque eso me motiva a continuar.

Gracias a barrilete cósmico, por comentar siempre, aportando cositas buenas y valiosa información. Te mereces ya, un podcast :). Gracias a Susana, Popé, Juana, Elena por participar también, con vuestras opiniones y comentarios. Os quiero, como dicen las famosas.

El año que viene, más imagen, más palabras y el mismo buen rollo de siempre, espero. Cuento con vosotr@s.

                                                Feliz 2023. Que la suerte nos acompañe :)


jueves, 22 de diciembre de 2022

Adornos

Fotografía: efialtes_fernando gonzález

 Decorar una casa es algo parecido a decorar una vida. Poco a poco vamos añadiendo perendengues para mitigar la soledad y el vacío y, cuando nos damos cuenta, parecemos la pandilla basurilla. Hay que tener mucho cuidado con los adornos, especialmente si los compras en un chino, porque tenderán siempre a iluminarse y eso, genera adicción al cutrerío. Aunque en estas fechas, da igual, todo está permitido. Y cuanta más luz, más compañía. Navidad ha dejado de ser un Papá Noel colgado de las ventanas para ser sustituido por millones de leds inundando las calles. En nuestra casa de la aldea, todavía cuelgan de los pomos de las puertas los adornos navideños que dejó puestos mi madre hace un año, antes de morir. No los hemos quitado, mateniéndolos como un recuerdo entrañable de uno de sus últimos actos en vida. Como una señal de respeto, aunque no brillen. Como un gesto de amor infinito. Quién sabe cuánto tiempo los dejaremos ahí, inertes, absortos en una extraña melancolía, la de saberse fabricados para decorar de forma singular, el último mes del año, despojados de cualquier otra utilidad. Son adornos que forman parte de un pasado feliz, pequeños talismanes, recuerdos palpitantes que allanan el camino hacia un futuro sereno, solitario y tranquilo. Aunque sin ella.

Felices fiestas.

jueves, 8 de diciembre de 2022

Peticiones

Fotografía: efialtes_fernando gonzález

Poco se sabe de los motivos que nos llevan a dar algo a alguien que pide. Puede que nos mueva la bondad, la compasión, la empatía, o las ganas de quedar bien delante de los demás. Lo cierto es que todos o casi todos, en mayor o menos medida, hemos echado unas monedas, hemos donado un kilo de arroz o hemos pagado una cuota mensual en la ONG que más nos ha tocado la fibra. Todos, o casi todos, tenemos un lado bondadoso, humano, que desea que la situación de los que están peor, mejore. Pero no cabe duda de que existe un cierto aire de superioridad en aquel que reparte limosna, que ve al receptor como un mendigo y no como alguien que bien podría ser él, con un poco de menos suerte en la vida. Lo cierto es que cuando damos, nos gustamos un poco más a nosotros mismos. Damos, también, para sentirnos mejor, para que digan que qué buenos somos, para provocarnos una sonrisa, para alegrarnos el día. Damos, entonces, un poco de asco. Eso lo sabe todo aquel que pide y que finge que no nos detesta, que no nos envidia. Por no saber lo que ellos saben: que la vida puede llegar a ser un asco, terriblemente cruel, miserable e injusta. Que a cualquiera le puede tocar ese boleto. Y que no se debe escupir hacia arriba. Porque mañana podrías ser tú.