lunes, 29 de febrero de 2016

Blanco sobre negro

          "Como siempre en la vida, la franja blanca cede su lugar a la negra, la fortuna se turna con las decepciones. Todo cambia, todo debe cambiar. Así debe ser, así está hecho el mundo. Lo sé y no estoy en contra. De manera que sólo me queda confiar. Confiar en el milagro. Deseo sinceramente, quiero con pasión que mi franja negra dure el mayor tiempo posible y que no se torne blanca.
          No me gusta el color blanco. El blanco es el color de la impotencia y de los condenados, el color del techo del hospital y de las sábanas blancas. Es la atención y los cuidados garantizados, la calma y la nada. La nada inacabable de la vida hospitalaria.
     El negro es el color de la lucha y de la esperanza. El color del cielo nocturno, el fondo preciso y seguro de los sueños, de las pausas temporales entre los blancos intervalos infinitamente largos que engendran las impotencias del cuerpo. El olor de las quimeras y de los cuentos, el color del mundo interior de los ojos cerrados. El color de la libertad, el color que yo elegí para mi silla de ruedas eléctrica.
     Cuando yo pase a mi vez a través de la hilera de los maniquíes benevolentes e impersonales en batas blancas y llegue a mi definitivo final, a mi personal noche eterna, después de mí sólo quedarán letras. Mis letras, mis letras negras sobre fondo blanco.

      Yo confío."