_hábitos
...lo
más importante era que nadie la mirara.
(...)
las miradas son como una carga que te aplasta por el suelo...
No quiere conformarse. No quiere callar
y que decidas por ella.
Por
eso deja que se quede en las raspas si lo que pretende es nadar más
ligera. No cortes sus alas, no malgastes tu ira si te ignora. No
impidas que disfrute callada, que no se someta al control de las
miradas, que camine vagabunda, que busque el silencio, aunque seas de
los que prefieren festejar a gritos. Permítele
reír sola, vaciar de recuerdos su vejez ausente. No compartirá su
luz mientras les sobren rincones penosos y oscuros.
No intentes desacostumbrarla a la
soledad.
No quieras abrir la puerta si encuentras
las ventanas cerradas. Aprende a descansar y a
disfrutar. A vivir días enteros en libertad y a asimilar que
sufriendo la soledad, también se puede gozar de ella.
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