lunes, 8 de junio de 2015

Casi feliz



Hace años, quizá unos diez, 
bajo la errónea elección materna de un edredón de raso rosa, 
tuve un sueño.
Porque soñar, sueñan todas las princesas, 
además de Candela Peña y del señor Martin Luther King :).

Desperté, me pregunté, ¿lo hago?
Y lo hice. 
 Escribí una conversación, tiré la libreta al suelo
 y volví a quedarme frita, 
que dormir, pues oye, también tiene su aquel.

  exponía sus pinturas en una galería de mi ciudad.
Me entusiasmaron el cartel y el título,  
Casi feliz :).



 Y volví a soñar. 


Eran huellas pegadas en el suelo, 
una doble hilera de pisadas que me conducían al café Ollo Ledo 
(Me gusta :)).
Iba con mi hermano. 
En el corcho de la entrada, estaba pegado el cartel. 
El artista estaba dentro. Lo saludé. 
Y desperté.

Me hice alguna pregunta.
Entre ellas, qué es lo que le falta a las personas, 
a cualquier ser humano, 
qué necesitamos para ser felices. 
Y encontré a Rafa.

Sudoroso, con el mono, 
con toda la belleza de sus dramas y 
sus cinco monedas en la mano.
Pensé en lo mucho que me gustaría que alguien lo quisiera. 
Pensé que también él merecía ser feliz. 
Que todo el mundo se lo merece.
Y escribí un relato.

Luego conocí a un chico.
Era moreno, era piscis, llevaba la pierna tatuada. 
Escribía.
Había ganado el Certamen de Relato Corto Os Viadutos, 
de Redondela. 
Le pregunté si estaba amañado y me dijo que no :).
Leí su Púrpura para Amanda 
 y pensé que el mío tenía posibilidades.
Lo presenté. 

El jurado: Fran Alonso, Manuel Bragado, Susana Piñeiro Paz 
(Sonsoles Lores Martínez, Laura Lago Aller). 
Le dieron el primer premio. 

Soles, con su voz de sol, llamó para decírmelo.
Bragado y la experiencia del que lo hace como si nada, 
presentó el relato el día de la entrega. 
Era la primera vez que alguien, 
alguien como él, 
me valoraba por hacer lo que quería hacer, que es escribir. 
Me emocioné. 
Y le doy las gracias.

Luego cambié de trabajo.
Ya no redactaba. Encuadernaba.
Estaba entapando un libro, creo.  Y llegaron máculas nuevas, 
que son pruebas de imprenta que se usan 
para no ponerlo todo hecho unos zorros de cola. 
Cogí varios pliegos. Leí el texto impreso. 
Era mi relato. Era Casi feliz :)).

Una señal.
Así que continué escribiendo.

Este año han muerto 
dos de las personas a las que cité, Alvite y Galeano. 
Es una casualidad, 
pero he pensado que es el momento de sacarlo a la luz.
A Ana Manrique y a Pérez-Reverte (a los que también cité),
les deseo larga vida, que los necesito :).

Mañana, la primera entrega.

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