lunes, 1 de junio de 2015

Peluchín

      A ver, era un broche. Horrible, vale. Pero le cogí cariñillo.

     El primer día de trabajo lo vi allí, tan cama-feo, tan morado, tan con sus lágrimas-perla colgando. Tan invendible. Así que le dije a la encargada: si nadie lo quiere, cuando me vaya, lo compro.

    Ella, que era una tipa absolutamente risueña, se echó a reír. No tendrás que hacerlo. Te lo regalaremos :-).
    Creo que no me creyó. Pensó que no me iría, que no me lo llevaría. 
     A veces, me pasa. Digo las cosas, pero no calan. Nadie me toma en serio, hasta que me cabreo mucho-muchísimo. Me parece que el problema es que :))))))))))))))))))))))))) demasiado. Me encanta la chirigota. Adoro las rancheras. Soy hija de la cumbia. Del vallenato. Y claro. Ni puto caso.
   
     En fin, que pasaron algunos meses. Desde luego, muchos más de los que quisiéramos. Pero aguantamos el tirón. Hastiados, resignados a la tiranía de los espejos, del brillo, del tumulto, de la tupida atmósfera comercial. Yo solía cepillarle los pelillos con ternura, le pasaba el Pronto y el paño, para tenerlo contento. Lo colocaba en la zona visible, pero nada. No lo compraba ni Cristo. Así que un mediodía, llegó mi momento. 
Entré en la tienda y lo casqué sin más: dejo esto. Y me llevo a Peluchín.

     La encargada, casi se echa a llorar. Lo sabía, dijo, lo sabía, lo sabía, lo sabía. Es que era una cáncer absolutamente intuitiva ;). ¿Pero por qué lo dices? ¿Por qué lo sabías? Yo también lo soy (cáncer, digo), aunque un poco atolondrada. 
¡Es que se vendió esta mañana! Me lo dijeron al darme el relevo y eso fue lo primero que pensé: Susana se va. Susana, se va.

     Y sí, me fui. 
     Y sí, me lo hubiera llevado, o es que acaso lo dudabais. 

   De vez en cuando, así como en secreto, pienso en él. Y mira que han pasado años. Me pregunto cómo le irá, si lo trataran bien, si se encontrará cómodo ahí, clavado en una solapa, si pasará frío, si lo habrán despeluchado por completo. No he podido olvidarlo :(. 
    Nadie me creería si lo contase, claro. Sólo era un broche. 
     Pero Peluchín, lo sabe. Que lo quise de verdad :).

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