_las
manos amigas
¡Morir
sería una aventura sensacional!
Era un loro. No se callaba nunca.
Estábamos tan tranquilos, tomando café.
Y me lo soltó:
- Oye, ¿por
qué crees tú que la gente se suicida?
- Pues
porque están en su derecho,
le dije.
Le dije la verdad. Le di esa respuesta, que quería escuchar.
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