dioses_
¿Cristo
era un hombre o una cruz?
Es probable que
sea cierto. Incluso me atrevo a asegurarlo. Si ocupan hueco en
nuestra mente, son reales.
Los dioses,
existen.
Sin embargo, este
tema de las creencias religiosas se me manifiesta como un problema
impuesto y absurdo del que prefiero desvincularme. Igualito que con
la cosmética. Yo sé de su existencia, de sus promesas, pero no
invierto en ello porque considero que palmarla con un par de estrías
más que la que quemó un fajo de billetes para mantener los relieves
llenos, es una victoria. Y si las tetas quieren dejarse arrastrar por
la gravedad que se descuelguen, que tampoco son un par de obreros
cayendo de un andamio.
El ser humano cree
en aquello que no ve por pura necesidad, cuando no encuentra
soluciones a sus problemas o cuando las que hay, no le convienen.
Digamos que recurre a la plegaria por si acaso, cuando ya no queda
nada que le pueda salvar el culo. Es sólo por eso, por puro interés,
que uno se hinca ante lo celestial.
Creer en Dios, en
los santos o en la Iglesia, sería equiparable a pensar que podemos
vencer el paso de los años y hacer rebrotar nuestros mustios
cuerpos. Por eso me convertí en la que no compra, en la que no se
arrodilla ante marcas ni imágenes, en la que asume que las tragedias
ocurren, los dientes se pudren y la justicia divina es el temor que
inyectan al resto quienes ocultan, bajo un trozo de tela negra, su
propia naturaleza. Hasta nuevo aviso, humana.
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