sábado, 31 de octubre de 2015

Hombres muertos que caminan (58)


_la emoción
...ya no hay mujeres como la que yo quería ser.

Ahora sé que sufría y cuánto. Con todo lo que hemos hablado de ella estos días veo que no supimos quererla, que no supimos frenarla, que no entendimos que cuando sonreía, estaba disimulando. Mi amiga, mi amiga que está muerta, ahora entiendo que era alguien especial, en el mal sentido, en ese que no te deja ser, que puede contigo.
Su ritmo acelerado, debimos sospecharlo, su cabeza siempre activa, como en otra parte, buscando la sorpresa, infantilizando la vida, idealizándolo todo. Eso agota porque es una lucha contra el mundo y su rutina, contra una realidad que la demacraba, de la que vivía un poco al margen, algo aislada, en su propia burbuja de emociones que no lograba dominar.
A veces pienso que se mató porque no encontró a alguien que fuese como ella. Que la entendiese de verdad, su manera de sentir, de afrontarlo, su decisión de no parir, de apoyarse en la palabra, el sonido, la imagen. Alguien que le hablase, que se interesase, que le dedicase tiempo sin tener que suplicárselo.
Yo creo que esto fue lo que la desilusionó del todo, lo que la detuvo. Se cansó de no recibir ni la mitad de lo que intentaba dar. Se le quebró el entusiasmo, la emoción, la alegría que la caracterizaba. Por eso abandonó, por eso se rindió.

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