martes, 20 de octubre de 2015

Hombres muertos que caminan (47)


dioses_
¿Cristo era un hombre o una cruz?

Es probable que sea cierto. Incluso me atrevo a asegurarlo. Si ocupan hueco en nuestra mente, son reales.
Los dioses, existen.
Sin embargo, este tema de las creencias religiosas se me manifiesta como un problema impuesto y absurdo del que prefiero desvincularme. Igualito que con la cosmética. Yo sé de su existencia, de sus promesas, pero no invierto en ello porque considero que palmarla con un par de estrías más que la que quemó un fajo de billetes para mantener los relieves llenos, es una victoria. Y si las tetas quieren dejarse arrastrar por la gravedad que se descuelguen, que tampoco son un par de obreros cayendo de un andamio.
El ser humano cree en aquello que no ve por pura necesidad, cuando no encuentra soluciones a sus problemas o cuando las que hay, no le convienen. Digamos que recurre a la plegaria por si acaso, cuando ya no queda nada que le pueda salvar el culo. Es sólo por eso, por puro interés, que uno se hinca ante lo celestial.
Creer en Dios, en los santos o en la Iglesia, sería equiparable a pensar que podemos vencer el paso de los años y hacer rebrotar nuestros mustios cuerpos. Por eso me convertí en la que no compra, en la que no se arrodilla ante marcas ni imágenes, en la que asume que las tragedias ocurren, los dientes se pudren y la justicia divina es el temor que inyectan al resto quienes ocultan, bajo un trozo de tela negra, su propia naturaleza. Hasta nuevo aviso, humana.

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