_los
problemas
...huyo
para ignorar,
pero
no puedo ignorar que huyo...
Lo que sé de ella es lo que sé de todo
lo demás. Que nada es lo que parece. Y que no valemos demasiado. Ni
siquiera los que miran por encima del hombro y te perdonan la
existencia, porque en cuanto se escarba un poco sale el humo, que
venden a precio de azafrán.
Uno
no tiene más que mirar a su alrededor y poner la oreja para saber
que cada caminante ata a las botas docenas de problemas. El que nació
ciego, el que perdió a su madre, la que tiene cáncer, los que
gastan más que ingresan, el que no ve cumplido ningún deseo, la que
tiene dueño, uno al que le nacieron los críos pegados, aquel que
necesita un riñón, los otros dos, que se están separando, el hijo
de alguna, que no tiene padre, aquel otro, que lo tiene y lo mata, la
de la joyería de la esquina a la que están robando, la abuela de
esta niña, a la que se le descolgó la cadera, las de la frutería,
que hace un par de meses que no cobran, los secuestrados, aquel que
levantó vuelo pero no logra aterrizar, el novio al que plantaron en el altar, la que es puta sin
alternativa, el ejecutivo que perdió millones en bolsa, a la que le
llevó el coche la grúa, los que se quedaron dormidos y perdieron el
barco, la que padece insomnio, los que viven en jaulas o incluso los
que se están muriendo en este momento.
Por
más que prefiramos ignorarlo, antes o después, hasta las cabezas
más limpias se llenan de piojos.
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