las
críticas_
...atravesar
la vida sin interesar a nadie;
hablar
sin ser escuchada, sufrir sin inspirar compasión...
No
entiendo que no se comprenda que el involuntario acto de vivir
tampoco es para tanto. Ni que a una le apetezca apagar la radio
cuando todas las emisoras distorsionan.
Bastaría con
analizar la muerte, durante un minuto, en positivo.
No más
despertador a las 7:35 de la mañana, ni frenazos de bus, ni
resbalones. El adiós definitivo a las que ignoran tu puesto en la
fila del supermercado. No más indigestiones, ni ayunos, ni piernas
pesadas, ni sales de frutas. Acabar con los insultos, las mentiras,
los robos y la sangre cada 28 días. También con la melancolía, la
sandía y las visitas a la carnicería para saborear la muerte de
otros. Fuera la plancha, las horas tontas y las fotos miseria
retocadas con Photoshop. No a la desesperanza, al llanto, a la
migraña, a la pereza y a los arqueos de ceja de hombres casados.
Tampoco cortes de dedos, ni dictaduras, ni enredos, ni debates, ni
presos, ni rescates, no más tú contra mí, ni humos, ni grumos en
las papas de los hijos que no queríamos tener. No a lo fingido que
llena el vacío y a las toneladas de comida que se pudren en los
contenedores.
Pero sobre todo.
Lo más importante.
La clave.
No volver a
esperar mucho, muchísimo más de la vida, de lo que nunca recibirás.
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