lunes, 14 de septiembre de 2015

Hombres muertos que caminan (11)

la familia_

Familia, te odio.

A menudo pienso que nada de lo que me dijeron era cierto. Nada de lo que me enseñaron fue útil para la vida que quería vivir.
Qué ironía. Son lo que más quieres y de pronto un día, te rebelas. Sólo percibes sus errores, su pensamiento en círculo, ese modo de verlo todo de otra manera, tan suya, que ya no es la tuya ni por asomo.
Te asfixian con su atención, con sus demandas, con el poder que algún día tuvieron sobre ti y se resisten a perder. Te dan los mejores consejos para ellos y dejas de pedirles que se pongan en tu lugar, en tus circunstancias, para evitar que te desplacen hacia las suyas.
De pronto, lo ves claro. Son individuos, como todos los demás. Como tú. Y no te ayudarán, si al hacerlo no les ayudas.

Algo cambia, todo empeora cuando lo ves. Esa casa repleta de enemigos ocupando un espacio que, en realidad, está lleno de mentiras. Uno a uno, todos fallando y al final, la mesa sin patas y la vajilla, partida en el suelo.
Son lo que más has querido. Probablemente, lo que más querrás.
Pero ya no hay dudas. Vacías el recogedor en la basura. 
Y te llevas la comida a la boca, con tus propias manos.


6 comentarios: