domingo, 4 de marzo de 2018

De color violeta ;)

A toda la humanidad, incluidos los perros.
Y perras ;).

A Homer.

      Hoy vamos a hablar del violeta

     Cuando "abrí la puerta" de este blog, en el año 2015, ni siquiera sabía el origen de su significado. De eso me he enterado hace un año, más o menos, leyendo Feminismo para principiantes, de Nuria Roca, que no está nada mal, aunque ahora que lo ha ilustrado Antonia Santolaya, está mejor.

     El color violeta. Que ni siquiera es mi favorito, aunque pueda parecerlo, pero que es simbólico, por eso lo elegí. Como un acto de defensa. De defensa propia. Para recordarle a tod@s, -presentes, pasad@s y futur@s-, así como a mí misma, que diga lo que diga y LO DIGA COMO LO DIGA, soy una mujer y, como tal, voy a pelear, no solo por mis deseos, sino también por mis derechos, y a ser posible, por los de tod@s, aunque sean de derechas. Que nadie es perfecto. Ni perfecta ;).

     Supongo que lo que me pasa es que estoy cada vez más de acuerdo con Simone de Beauvoir cuando escribió en ese tochaco titulado El segundo sexo, que no se nace mujer, sino que se llega a serlo. Pues bien, solo quiero anticipar, que cada día de mi vida soy más consciente de ese hecho. De que SOY UNA MUJER. Y de que ni hay vuelta atrás, ni me interesa volver.

     El color violeta está de moda y eso es bueno, creo. Sin olvidar que las modas son también un negocio de la hostia y eso, cuando solo es esa, o ESO, -un negocio-, resulta ya un poco más sospechoso. O sospechosa. Y por supuesto que exagero, como exagera Pedro J. cuando habla de carteles peligrosos en las manifestaciones de Cataluña. Algo que me ha hecho tanta gracia, que ya me hecho uno. O sea una. PANCARTA. Que es más femenina. O feminista. O lo que sea que hay que ser y que me divierta.

      Bueno, en realidad son dos :).

     A ver, ahora en serio.

     El primer gran problema del feminismo es que no es FEMINISMA y esa contradicción, que es tan contradictoria como la propia humanidad, es un motivo, absurdo, pero motivo, para que esta lucha no termine de hacer chispa y prender la llama.
      El segundo, -y ya termino-, puede ser el mismo que el de Anne Igartiburu. Que aunque te caiga de puta madre, especialmente después de lo de Mariló, si te la meten en todos los canales, y a todas horas, satura un poco. Y si la detestas, ya ni te digo. Por eso entiendo a Javier Marías cuando escribe que lloriquear y patalear está muy bien, pero que aportar algo más, -o masa-, también puede funcionar, aunque todo parezca conspirar en nuestra contra.
     Para Redondear el asunto, dicen que dice su amigo y compañero de fatigas, Arturo Pérez-Reverte, -a quien casi todas las feministas odian a muerte-, que el feminismo es necesario, pero la inteligencia también. Y vuelvo a estar de acuerdo. O cuerda. Será por eso que no me considero del todo feminista, aunque si nos atenemos al significado de la RAE, cumpla los requisitos mínimos. Y ya sé que es una tontería, pero es que no quiero encasillarme más. Ni pertenecer a un partido, ni a una ONG, ni a un sindicato, ni a un movimiento, ni a nada que te diga lo que tienes que decir, pensar, comer o vestir de por vida porque así lo consideran los cuatro o cuatra que lo dirigen, aunque lo hagan bien y aunque a veces l@s apoye, o l@s vote. Por eso no tengo muy claro lo del feminismo, aunque, -por increíble que parezca-, siga siendo una mujer y defienda mis derechos que, ideológicamente, se identifican con la izquierda, pero no necesariamente con un partido en concreto. O concreta.

     Así que tal vez el feminismo difuso. Tal vez el socialismo. Tal vez. Pero ya. Porque lo que en realidad soy es un ser humano, como Chenoa. Y serlo ya me parece suficiente. A veces, incluso demasiado. Ya me gustaría ser feminista. Pero no. Es imposible. Porque leo a estos dos y tampoco me parece tan terrible y descabellado lo que dicen, ni como lo dicen. De verdad que no. Sobre todo si tengo en cuenta lo que también les dicen a ellos, que tampoco serán de goma. Por eso sé que tengo una tara. Bueno, en realidad, varias. Y voy a peor :).
        
     Pero es que resulta que es algo que no solo me ocurre a mí, sino a la mayoría de las mujeres que conozco. Y no mujeres que se encuentren metidas en la cueva, no, no, sino mujeres término medio, por definirnos de alguna ridícula manera. Con sus carreras e incluso con sus artículos y sus libros publicados. Algunas, con hijas. Casi todas hablan de "las feministas" como algo ajeno a ellas. Y seguro que es por algo. O alga. Seguro que es porque quieren poder echar un polvo mañana. Tal vez hoy. Y ya sé que esto es terriblemente machista, como también sé que es lo que hay, y no me culpéis a mí, que ese temita me la pela cada vez más, porque si quiero ya me follo yo a mí misma, o me violo, -en serio o en serie-, si es que esta fuera o fuese, mi fantasía más irrealizable. Y me ahorro fingir orgasmos. Y visitar juzgados. A ver si os queda claro de una puta vez.

     Lo que considero que en realidad nos pasa, a todas estas mujeres que debemos ser mujeres a medias, o calcetines a rayas, -o rayos y truenos-, es que estamos confundidas. Y que el término no ha calado como tenía que calar. Lo que en realidad queremos decir, aunque digamos lo contrario -que para eso somos lo que somos-, no es que no seamos feministas, sino que no somos activistas radicales. Y por radicales entendamos radicales de intransigentes. No radicales de tratar de ir a la raíz del problema y sobre todo, de resolverlo. En este último punto estamos, como que más de acuerdo (aunque luego en la práctica, esto también se diluya). No estamos de acuerdo con el sentido más tajante del término, por tanto, sino con el más profundo, creo. Y hablo un poco, de lo que percibo en mi entorno. Que no será el mejor, pero os aseguro  que tampoco el peor, visto lo visto, a primera vista.

     El machismo ha marcado y sigue marcando, de momento, a tod@s, me parece. Sí, al maldito Marías, -que se declara feminista-, también. Y hasta puede que Roy Galán lo sea un poco, aunque no lo sepa y hable muy bonito y muy en femenina. Porque si fuese feminista hasta la médula ya se habría cambiado, por ejemplo, ese apellido, tan terrorífico y retrógrado como mi crítica, para los tiempos que corren. Así que sálvese quien pueda. Quiero decir con esto y esta, que puestos a ponernos gilipollas, pues pongámonos gilipollas -o pollos-, a tope. Que queda chupiguay y megamolongui. Y lector@s, vas a tener. Hasta a mí me pasa, para que veamos cómo está el patio. O patria.

     Ay Roy, es que la vida es dura. Muy dura, como sé que sabes. Y el machismo, como habrás podido observar, también habita en mi interior, -por supuesto-, que nací en el 79. Y por entonces este tipo de mamarrachadas de la igualdad aún no habían calado hasta el fondo, que es hasta donde tienen que calar, para que las cosas cambien y te callen. Seguro que los ochenta fueron otra cosa y que yo me la perdí. Seguro. Porque yo he sido educada, -un  poco como tod@s-, para casarme y tener hij@s. Aunque también, y por suerte, para estudiar, leer e ir decidiendo si aquello que me han dicho que me conviene me interesa, o me importa medio cojón de pato. O de paloma. Me diga lo que me diga mi madre. O padra. Eso sí, sin dejar de fregar los cacharros y pasar la aspiradora, mientras mi hermano dormía plácidamente su siesta. O siesto. Y sin rencores, oye, pero sin olvidarlo. Que he superado cosas peores. Créeme, Roy. Y Javier. Y Arturo. Creedme todos, que de verdad os necesito a los tres, -cada uno en su estila, que viene muy bien para conciliar el sueño. Que además os admiro y mira, -a ver si ves una luz en la horizonta- aunque no siempre nos pongamos de acuerdo en el sofá de mi casa, o donde sea que os lea. Que esto también requiere un esfuerzo. O fuerza. Y un poco de calma, que hay sitio para tod@s. Aunque las polémicas vengan de puta madre para vender revistas y libros, -en muchos de los cuales se encuentran las soluciones a los problemas-, así que leamos :).

     En fin, que en esas me hallo. Decidiendo sobre la marcha, mientras otr@s planifican sus embarazos. Improviso, que tampoco es nada nuevo. Ya lo han hecho muchas y mucho antes. Decidiendo que cuando viene un palé de cartón a taller, debo ayudar a descargarlo, sin más, porque pesa una burrada, sin llegar realmente a saber, -de nuevo-, si será lo más femenino o lo más feminista, o sencillamente lo más justo y humano. Y lo que hay. Que también se llama realidad en la que vivo. O viva, de momento.

¡Viva viva! 

     Aunque soy consciente de que si en vez de ser lo que soy fuese otra cosa, como por ejemplo periodista, actriz, o it girl, tal vez esta realidad sería diferente y se materializaría en subirme a unos tacones de 8 centímetros e ir a recoger un Goya, o presentar las campanadas con un vestido roja que se convierte en transparente, con un flequillo loca :), o con unos zuecos de Elena Ferro, que son más mi estilo y están menos vistos en la capital de la preciosa España, como diría mi Federico. Y tampoco pasaría nada. Que para eso hemos cambiado de siglo, y no solo porque toca. Para poder elegir más. Y no menos. O intentarlo, y a ver si cuela y se convierte en el siglo de las mujeres, del que habla Victoria Camps. Roy, -que es más optimista-, dice que 2018 será el año, o no lo será. Yo, -que no lo soy-, creo que la cosa aún va para largo, -un par de generaciones mínimo- y que si conseguimos entre tod@s que este sea nuestro siglo, el de tod@s, ya me iría dando con un canto en los dientes. No es que yo no quiera, de verdad. Es que no es tan fácil como chasquear los dedos.

     Bueno, como se vislumbra, o lumbre, sé que no puedo ser del todo feminista, y que jamás podrá ocurrir, porque además estoy a favor de cosas extrañas, como por ejemplo, la legalización de la prostitución. A ver. Por preferir preferir, preferiría que no existiese. Pero somos humanas. Y anos. Qué se le va a hacer. Así que me parece que es mejor que quien la ejerza (sobre todo si es porque así lo ha decidido) cotice -que esto es una pasta- y tenga garantizados sus derechos. Y no lo de ahora, que es lo de siempre, o sea una mierda incontrolable.

     Para dar por culo, o cula, también estoy a favor de la gestación subrogada, otro acto megamachista y mierdoso, que solo apoyan los de Ciudadanos. Ya sabeis, eso de los vientres de alquiler, expresión que adoro, aunque todo diosa me diga que no somos vasijas. Porque, de alguna manera, sí que lo somos. Y creo que hay que desdramatizar ya un poco con el puto tema del lenguaje. Y puta. Ellos también se la cascan y donan su semen como si no hubiera un mañana y no nos ponemos como hienas a decir que es una actividad que los denigra y que no son sementales. Porque de alguna manera, lo son. Y tampoco pasa nada malo, ya que el fin de toda esa onanística actividad es que alguien que desea tener un hijo y no puede, PUEDA. A mí, me vale. Si no hay amenazas ni coacciones por medio, claro. Habrá que regularlo y cada cual, que decida. A quien no le interese, pues que no lo haga. Exactamente igual que debería pasar con el aborto. Si atenta contra tu dignidad, o ética, o religión, o lo que sea, pues a otra cosa. A mí me pasa con los mataderos, -de animales-, me refiero. Que no podría. Antes puta. Cobrando, digo. Que ahora mismo no cobro, y eso putea mucho más. Así que no me impongas tu elección, como yo no te impongo la mía, que es la preferencia por que exitan las dos posibilidades, la de tener hij@s. Y la de no tenerl@s.

Gracias :).

      Que hacer este tipo de cosas te cosifica, como ser azafata en las carreras, bueno. Dar patadas a un balón también, opino (aunque ganes muchísimo más). O darse de hostias en un ring. Nadie les pide que se tapen, ni que sean un Premio Nobel. Como tampoco es requisito indispensable ser un bellezón si te presentas a una olimpiada de matemáticas, por ejemplo. Qué queréis que os diga, si viven de eso. Como si fuera tan fácil vivir de algo. Así que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, si no te ponen una pistola en la cabeza para obligarte a hacer algo que no quieres hacer. Claro.

     Luego está lo de los finales felices y las telenovelas que, -horror- también me gustan y me divierten, así como sus fantásticas expresiones tipo tremenda balasera, y a las que le perdono la vida a pesar de que no sean el mejor reflejo de la realidad, que también es una basura y al final te mueres. Así que no voy a empeñarme en cambiarle los finales -ni los principios- a cuentos que ya han sido escritos. Si quiero que cambie el cuento, escribo uno nuevo, ahora que estoy podrida y preparada y ya no corto y pego, -como cuando era inmadura y universitaria- y le meto el final que me convenga. O me plazca.

 Que no te gusta lo que digo, pues nada, que soy de río. 
Y me voy a seguir riendo :)))))).

         Es mucho mejor innovar, porque lo de los cambios está muy mal visto. Que se lo digan si no a Irene Montero, que ha liado una gorda inventándose una palabra que es un poco palabro, pero no una bala, ni un fusil de asalto, muy bien visto, por el contrario, en algunos países que tanto admiramos. Y armas. A mí tampoco me chista, como me ocurre con patriarcado o empoderamiento, que como palabras son una absoluta mierda, al margen de lo que signifiquen. Prefiero chirigota o alegría y por eso me ha gustado tu gesto -o gesta-, Irene, y que le den por saco al María Moliner. Me gusta que te guste jugar a algo más que a las casitas, que parece ser que es en lo que se entretienen otras, que también son carga pública.

     Y es que mientras tú ocupabas con tu innovadora ocurrencia columnas y guasaps hasta de mis amigos más feministas -que también hablan en femenina-, ha pasado, como que mucho más desapercibido, lo de las rePPresentantas acorraladas por los de la Secta en un ascensor y calladas como lo que son, mujeres que a lo mejor se consideran hombres (colectivo al que tampoco represantan) y que no han tenido los putos cojones de decir en alto que lo que su jefe y a la vez presidente del gobierno de la curiosa España había dicho sobre la brecha salarial en Onda Cero, era un absurdo y que no estaban de acuerdo. Ni cuerdas. Y entre ellas estabas tú, Mari. Como estuve yo y much@s más en las manifestaciones de aquel año impar, pintándonos las manitas de blanco y gritando BASTA YA -expresión que apesta a feminismo-, para que Euskadi Ta Askatasuna -cuyas acciones se contradicen con su puto y bello nombre- liberase a tu hermano y no le pegase el par de tiros que le metieron. O mataron. Y estuve ahí, también por ti y por tu familia, aunque fuese evidente que pertenecíais a un PPartido que no me representa, como me has dejado clara, -una vez más-, con tus silencias de diputada, que son PUTADAS sin más. Y es que claro, eres secretaria sectorial, pero no de la sectora femenina. Por eso ha tenido que ser él, -el propio Mariano-, el que rectifique, que para eso es un hombre de los de antes y puede hacerlo, no como lo otro, que es lo tuya, y lo de todas, incluido tu hemano asesinado.

Coño.

     Tampoco era tan difícil. "Nos debemos a la disciplina de partido, pero nos la vamos a saltar porque esa afirmación nos niega y nos perjudica. A nosotras y a las mujeres que representamos, -y a las que no- que son tod@s. Y que nos sancionen, que nos da igual, porque nos lo podemos permitir. Y porque somos mujeres, sí. Y vivimos en el siglo XXI. Soraya -la misma que se descalzó como si se hubiese desprendido del burka- también. Y la misma que seguramente cobra menos pero pone la cara cada vez más, para que se la revienten a hostias en las redes y en las radios, mientras que Rajoy, -el amo y señor de todas-, y el mismo que dijo que pasemos del tema y nos pongamos a dar pasos en la buena dirección, se escaquea porque tiene que fumarse un puro o ver los deportes. O sea el fútbol."

     Así que va a ser que si sois vosotras las que me rePPresentáis, tampoco voy a ser fe-ministra.


     Y ahora llamadme de todo, que ya me lo han llamado antes. Que cada un@ se mire lo suy@. Que si la crítica es necesaria, la autocrítica, imprescindible. Y que todos los problemas de mi existencia sean eso, que quien sea me diga que soy algo que no, no y NO necesito pensar que soy la más feminista de mi barrio, ni de mi pueblo, ni de mi complejo residencial, para comprender que estoy del lado de Almudena Grandes, que llena su ropa y nuestras vidas con esa desaterciopelada voz de libro libre que tan poco le gusta a Montse Suárez, que se maquilla más, -no porque sea más guapa-, sino para taparse las ojeras que los insultos de algún hombre le provocaron en su día y que ahora vierte sobre Almudena, para compensar injusticias. Injusticias como que no se ahonde más en las columnas que escribe Fernanda Tabarés, a quien admiro, aunque no reparta instrucciones para teñirte el pelo de las cejas de violeta, pero comente situaciones tan ilógicas -a estas alturas-, como que no haya cambiadores para bebés en los baños de hombres. Otra forma de ocupar espacios absurdamente. Cuando minusválid@s-válid@s, mujeres y hombres, podemos cagar en el mismo agujero. Agujero como el de la escaleras, que a ver si no tienen que pasar otros veinte siglos para que empiecen a ser sustituidas, siempre que sea posible, que es posible, por rampas, aunque lo diga El Langui.

     Pero no. Aquí todo se planifica. Mal, pero se planifica. No como las convicciones de la izquierda española, que dependen de un arrebato, dice Losantos, que algún día también se arrebató, pero luego se desilusionó, como tod@s, porque es que no se ponen de acuerdo ni para ir a comprar el pan. Por eso votáis a la derecha. Para que nos vaya muchísimo mejor, como sabemos que NO nos va. Pero en fin, que le arrebato su maravillosa frase y teniéndola en cuenta, como todo lo demás, decido que, sobre el día 8, mi número favorito, yo decido. Y al igual que decidí no parir, cuando fui consciente de que algún día tendría que elegir entre joder y joderme (y no porque no me haya casado, como constantemente pensáis), decido, que al menos este año, paro. De parar. Por varios motivos.

     El primero es porque puedo, algo que no le pasa a todo el mundo. Tengo días de vacaciones.

     El segundo es porque debo, y aunque no los tuviera, lo cogería igual. Ya he perdido tanto, que un puto día más, -o sea menos- de sueldo, es que me la rasca. Porque estoy tan abajo como mi altura.

     El tercero es porque quiero. No todo va a ser radicalismo de sillón, como diría Robert Crumb, otro machista de mierda, gracias al que lloro de risa. Como me pasa con la escena de la cocina de Annie Hall, que es genial como a veces lo es Woody Allen, a pesar de las terribles acusaciones que recaen sobre él y que no puedo saber sin son ciertas, porque hay que probarlo, aunque vayas en manada. Y porque no me importa, ya que lo que estoy valorando es su trabajo, no su vida privada. Que para eso está la justicia. Para impartir injusticias.

     Y mi individual huelga no será solo de pancarta. También será de consumo, que también suma. Y resta.

     He decidido, por ejemplo, que no voy a ir a la firma del nuevo libro de David Rubín, que será, por si os interesa saberlo, este 8 de marzo, en Vigo (Librería Banda Deseñada). Y no lo haré, aunque parezca una subnormalada más, por varios motivos.

     El primero es que no me voy a morir si un autor (o autora) no me firma un libro. El segundo es que él (o ella), tampoco. El tercero es que él mismo ha comentado en sus redes su opinión al respecto de la desigualdad en su oficio y creo que lo entenderá, aunque si no lo hace, me la va a pelar. El cuarto es que debo ser una berseker, ahora que sé lo que son ;). Y el quinto es que tampoco me plantearía ir si, en vez de él, que es un hombre contra el que no tengo absolutamente nada, sino todo lo contrario, lo presentase Anémona de Río, que es una mujer a la que tampoco conozco y que lo va a hacer un día después, el 9 de marzo en A Gata Tola (Santiago de Compostela). Día impar, que me gusta menos, aunque en este caso, más. Y firma a la que tampoco podré ir, porque ese día, iré al trabajo.

Es la vida. Y sus tormentas :).

      Pero es que hay que empezar a pensar en serio -y en serie- en pequeños gestos individuales de este tipo, que no son para joderte a ti, sino para que no me sigas jodiendo a mí. Si es para mal. Para que comprendamos tod@s que tod@s estamos aquí, desde siempre, solo que ahora hemos venido para quedarnas. Que hemos saltado la valla y vamos a dar la batalla. Autoras, lectoras... compradoras. Es un toque de atención o un tocar los cojones, como prefiráis, a autor@s y editor@s, que son un poco vuestro mundo, -Anémona y David-, así como a impresor@s y encuadernador@s, que son un poco el mío. Así como a l@s lector@s de tod@s, que no son millones, pero sí algun@s.

     Así que esta es mi pequeña gesta individual del día. O de la semana. O del año. Que para eso es par y lo adoro ;).

     Hago y voy a la huelga del 8 de marzo, aunque sé que se va a politizar, como todas. Porque sé que se va a politizar a mi favor y no en contra. Porque mi vida es una mierda y lo sé. Porque quiero cambiarla. Así que me sumaré a ella llevando una peligrosa pancarta. Y una peligrosa camiseta violeta de Arale (que por cierto compré -sin rencores :)-, en Banda Deseñada) porque, como yo, es un dibujo animado.

Ahora mismo, animada :).



     Es hora de que empecemos a fijarnos en los pequeños detalles y respondamos, tod@s, con nuestros pequeños gestos individuales (tenía que intentarlo de nuevo). Que muchas veces favorecerán a un objetivo colectivo, -como los condones y las compresas con alas y sin IVA-,  y como creo que será el caso de lo del día 8. No todo va a ser mamar y chupar, como diría el asqueroso y apestoso machista de mierda Charles Bukowski, al que las mujeres también trataron como un trapo, -o bayeta-, y al que recuerdo precisamente ahora porque lo leo y sé que ha escrito textos y poemas de una extrema sensibilidad, como muchos otros, que están vivos. Aquí hemos sufrido tod@s. Y seguiremos sufriendo. Espero que, a partir de este siglo, -XXI-, como el nombre del barrio al que más quiero, -aunque sea un hombre-, menos. Ese es el objetivo, programa que dirige y presenta, también y tan bien, una mujer que es un referente. O referenta. Como lo es para mí, desde hace muchos más años, Cristina Saavedra, si nos ponemos galleg@s.

     La vida es injusta y contradictoria, pero tod@s, queremos vivir en ella, ya que hemos nacido y que hemos llegado hasta aquí. Para poder decidir cada vez más. Y no menos. Para evolucionar y cambiarnos. Para así poder cambiarlo todo desde el ejercicio de nuestra libertad. Que queremos que sea más libre. Y no menos. Para garantizar a quienes nos preceden que hay un relevo que nos va a elevar y no a enterrarnos en una fosa. Ni foso. Para que el mundo sea igual a la Tierra y podamos entendernos y vivir mejor, tod@s, en ella.
        
     Ha llegado, por fin, nuestra ansiada hora, mi querida generación herida, no perdida. Así que decidamos. A favor nuestr@ y de tod@s, incluidos niñ@s, jubilad@s, inmigrant@s, refugiad@s, minusválidos. Y VÁLIDAS tod@s. Puede ser difícil, pero no va a ser imposible. Así que demostremos, de una vez, que estamo@s PREPARAD@S, somos LIST@S y queremos cambios. 
Y los queremos YA ;).

Yo, que soy del montón, decido. Y decido, libremente, que voy.


Música: Y que pasa si soy del montón. La vida moderna. Pastora

7 comentarios:

  1. Gracias por tu entrada, más mentes como la tuya son necesarias.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por el comentario y por tu corazón, que rima con que te quiero un montón 🤗. Un besico.

    ResponderEliminar
  3. Muchas felicidades por esta última entrada!Y que grande fue Arale en mi infancia ,jeje.Mucho animo.Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por leerme siempre Barri, que estoy soltando unos ROLLOS...
    Ja, ja, ja, Arale y el zurullín, como ahora los jubilados y las mujeres, unidos y jugueteando :).

    Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  5. Si ya era fan tuya, aunque no fan histérica (por falta de tiempo) ahora ya me histerizaré, sobre todo sabiendo que coincidimos en número favorito. l
    No eres del montón, ¡ya me gustaría!, porque en ese montón estoy yo y no te veo.
    Cada vez me alegro más y celebro mucho más el haberme tropezado contigo.
    Un beso y ¡nunca dejes de hacer esto! Aunque debería estar en otros lares más visibles todo lo que escribes.

    ResponderEliminar
  6. Y, ya sé, no pasa nada con ser del montón pero... Tú eres de otro montoncito más selecto,

    ResponderEliminar
  7. Punto número uno: las fans histéricas SON LAS MEJORES ;)
    Dos: con el número 8, a muerte!!!
    Tres: claro que soy del montón!! Y lo verás en cuanto te acerques... ja, ja, ja ¿quién diablos serás?¿?
    Cuatro: también soy de tropezones con final feliz :)

    Muchas gracias por leer, por tu cariñoso comentario y no sufras: EN ALGÚN ASQUEROSO MOMENTO DE MI PUTA VIDA, SACARÉ UN LIBRO. LO JURO :)))))

    Un beso, mehena ferra. Y de nuevo, gracias.

    ResponderEliminar