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lunes, 22 de mayo de 2023

Minúscula

Foto: Elena Dean @bicodepulga

Una puede sentirse, algunas veces, minúscula como la tipografía que se guarda en la caja baja de un chibalete. Cuando contempla el horizonte. Cuando le echan una bronca. Cuando mira al cielo de noche y eso está plagado de estrellas. Como el zapatito de un bebé. Cuando la observan desnuda. Cuando se imagina conduciendo un tráiler. Como un guijarro. Cuando hace una ruta de senderismo como la del Cares y todo es montaña escarpada, desfiladero y silencio. Una puede sentirse minúscula en el trabajo, rodeada de buena gente, o cuando llega a casa a encontrarse con nadie. Como un caracol. No es malo sentir ese azote al ego, a veces. Comprender que esto dura lo que dura, que nada tiene mucho sentido, que sería bueno disfrutar. Sentirse minúscula es, a veces, un ejercicio poético. El ejercicio de estar viva y consciente de la realidad en la que vives, de aquello que gira a tu alrededor y es inmenso, inteligente y bello. Sentirse minúscula, a veces, es lo máximo que puedes ser.

jueves, 8 de abril de 2021

Aceras sucias

A veces me gusta la realidad y a veces me espanta, aunque casi todo el tiempo es solo eso, un montón de chicles aplastados sobre una triste acera gris. La realidad te provoca, te cabrea, te supera, te destroza. Es como un tren de alta velocidad sin paradas, un niño que te llama gorda, fea, tonta. Oscura como una cáscara podrida de melón, como el más íntimo de nuestros deseos, es esa braga manchada de sangre en el cesto de la ropa sucia. La realidad nos espera y nos hiere. Puede atacar con sutileza o con pasión, pero siempre se venga de nuestro vano intento por encontrarnos bien. Porque está hecha de lija, es un estropajo, zumo de limón exprimido sobre unos brillantes ojos verdes. A veces, tú también te pones chulita y le haces la zancadilla, consigues ser feliz por un instante y te olvidas de la muy puta. Pero ella siempre vuelve. Despiadada y cruel. Vibrante e inocente, como un sonajero. La realidad, en realidad, es la muerte. Y está dentro de ti. De nada sirve evadirse, ignorarla, pasar de su culo. Porque lo impregna todo, con su hedor insoportable, con su sudor. La realidad, tarde o temprano, podrá con nosotros. Pero lo que ella desconoce, y que se joda, es que siempre nos quedará el mientras tanto, para hacer con él, lo que nos dé la reputísima gana.