Me acuerdo de atravesar kilómetros y kilómetros de dunas caminando hasta llegar a Cabo Polonio.
Me acuerdo de haber lamido un cuerpo con sabor a aceituna.
Me acuerdo de haberme leído todos los recopilatorios de artículos de prensa de Pérez-Reverte.
Me acuerdo de haber disparado con una balinera.
Me acuerdo de una sombrilla que tuvimos, de dos colores, naranja y azul oscuro y de la nevera de playa, también anaranjada.
Me acuerdo de la Guerra del Golfo y de como, por primera vez, se ofrecieron imágenes en directo de un conflicto bélico.
Me acuerdo del Risk y del Tetris.
Me acuerdo de un erizo que encontramos mi hermano y yo en la aldea, al que llamamos Espichupúas.
Corpo con sabor a aceituna... hmmmm... Debeu ser hai tempo, porque estou a constatar un aumento desmesurado das variedades de aceitunas misturadas con todo tipo de produtos. Vamos, que o das anchoas obsolesceu... 😉
ResponderEliminarRecordo a agradable sensación que me producía conducir, ao pouco de comenzar, cando percibía a forza que o motor do Seat 131 do meu pai transmitía.
Ao igual que recordo deixar de percibilo, e conducir de xeito mecánico, nunca mellor dito.
Non tanto como para esquecelo :).
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