lunes, 19 de mayo de 2025

Cómo decirle adiós a un compañero de trabajo que se jubila.

Hemos trabajado 18 años juntos, con sus momentos buenos y sus momentos peores, pero siempre me ha acompañado su buen talante, su paciencia, su saber estar, su discreción y su compañerismo. Me ha dejado putearlo estrañarlo y quererlo, sabiendo,  a su vez, que es un maldito desgraciado que nunca me enseñará la foto de cuando era un melenas barbudo, ni la de su coche de colorines de hace 40 años, ni la de su perro Ovo. Sabiendo que probablemente, nunca toque la guitarra delante mía ni me lleve de churrascada al Floro. Suso es así. Tímidísimo y libre. Conserva dentro suyo el espíritu de un niño que comenzó a trabajar a los 14 años preguntándose, "pero qué hago yo aquí, no me jodas que esto es la vida". Y lo mantuvo hasta los 30 años, edad en la que dice que se quedó, hasta que un dolor de espalda ha venido a recordarle que ha llegado a los 65. Que ya es mucho más de lo que nunca esperó. Y que esto es la vida, que no se le olvide, y que la vida pasa, así que toca aprovecharla. Volver a la música, hacerse titiritero, divertir y divertirse, seguir esquivando el drama. A Suso, mi tan querido compañero de trabajo, mi tan querida persona, le deseo alegría y salud en su nuevo trato con la vida. Suerte. Estabilidad. Y muchos años por delante, para que en cualquier momento que lo eche de menos, pueda llamarlo y hacer que me pague ese eterno cafecito que tenemos pendiente. Para darle las gracias por todos estos años, en los que me ha acompañado, contribuyendo a que mi vida haya sido mucho mejor. Quiero a Susín, como quiere la trucha al trucho. Y le deseo todo lo bueno, por siempre. Disfruta de tu merecido descanso, amigo. "Suso malo, Suso mami."

lunes, 12 de mayo de 2025

Los brotes negros. En los picos de ansiedad.

 "La loca cristiana, el guarda de seguridad de La Virreina, el del hotel Le Méridien, el mendigo de la Ronda de Sant Antoni. Cuando rompes a llorar en la calle los únicos que te dirigen la palabra son los que trabajan allí, al aire libre. Los transeúntes no se detienen; en la mayor parte de los casos, ni siquiera se fijan."

          Eloy Fernández Porta

          Nuevos cuadernos de Anagrama

lunes, 21 de abril de 2025

Cómo leer cuando no tienes ganas.

 Lo primero y principal es rodearse de libros. Para eso pueden ayudarte las bibliotecas, y las librerías. Acumular, acumular, acumular. Que haya variedad. Y dejar que te asalten, como aconseja Pérez-Reverte. Cocina, paracaidismo, novela, ensayo, terror, romántica, thriller, encuadernación, poesía, por ejemplo. Lo segundo es pasear nuestra mirada por todas esas cubiertas tan estudiadamente diseñadas, por los títulos de esos lomos de diferentes grosores, acariciar cada libro, ver qué sensación nos produce al tacto, y al olfato. Lo tercero es prepararse una taza de té bien caliente y abrir una tableta de chocolate al 70 por ciento de cacao y lo cuarto, buscar un asiento medianamente confortable y repanchingarse en él. Lo quinto, ya cae de cajón: abrir el libro elegido y dejar que te atrape. Debes recordar que si no lo hace, no tienes que seguir leyéndolo. Cámbialo. Ya no tienes edad para perder el tiempo, tengas los años que tengas. Pero si te gusta, concédele tu tiempo libre, tus horas de sueño, tus ganas de aprender, tu sensibilidad. Porque saldrás de esa aventura, probablemente siendo una persona nueva, con más conocimientos, con nuevas perspectivas, con más ganas de reír, o de llorar. Deja que el leer te atraviese cuando tengas un mal día, o un mal sueño, o pocas ganas de vivir. Integra la lectura como un marcapasos de tu vida y esta será quizá más larga, inmensa y mucho más productiva. Que te aproveche.

lunes, 14 de abril de 2025

Olor a hormiga

 "La vejez es una larga enfermedad. Una enfermedad difícil de mantener en el cuerpo. Pesa, debilita y te hace temblar. El cuerpo intenta escupirla, no la quiere, la repudia. Las arrugas no son más que el sarpullido de esta alergia inevitable."

                    Julia Peró

                    Reservoir Books

lunes, 24 de marzo de 2025

Cómo hacerse amiga de Irving Penn

Para hacerse una amiga de Irving Penn, quizá haya que haber dejado en  el suelo una colilla para que él la fotografiase sin interés comercial alguno. O desnudar nuestro cuerpo curvilíneo para que él nuevamente lo captase y esas fotos estuviesen a la altura de sus mejores retratos: la mirada atónita de Picasso , la icónica mano de Miles Davis, la sensualidad del rostro de Sofía Loren, el descaro de Dalí, la desconfianza de Robert Rauschenberg.  O quizás tener un oficio, simplemente, y desempeñarlo con orgullo: ser lechero, carnicero, vendedora de globos, cartero, bombero. Para ser amiga de Irving Penn, habría que haber elegido nacer indígena, hippie o motera. O bien ser bodegón, huevo frito, flor. Calavera. Modelo de alta costura, como su bellísima mujer, Lissa Fonsagrives. Flamante portada de Vogue. Para ser amiga de Irving Penn habría que tener la mirada conjuntivítica y absolutamente moderna, la cara maquillada a brochazos y el cuerpo cubierto por un diseño de Miyake. O también, ser el guante de una mano que sostiene un zapato de tacón, en los años cuarenta. Como hemos perdido todas esas oportunidades, la única forma que nos queda, repito, de lograr su amistad, es hacerle una visita en The MOP Foundation de A Coruña, -un espacio curioso y atractivo-, y ver en foto las mejores imágenes captadas por su mirada masculina y genial, delicada y actual, esencial y sofisticada. Hasta el 1 de mayo.

lunes, 17 de marzo de 2025

Lo que no tiene nombre

" -Daniel, soy el doctor...

El recibimiento de Daniel es una contundente patada en el muslo, que deja al médico tambaleando. Los enfermeros y los pilotos, que han estado esperando junto a la cabina, se lanzan entonces sobre aquel muchachón convertido en Hércules, forcejean con él, lo arrastran por el estrecho pasillo. Uno de ellos lo inyecta en el glúteo que otra mano ha dejado al descubierto y Daniel deja entonces de luchar, se vence, cae de rodillas golpeándose en la cabeza con los asientos que lo rodean. Ya está."

                                         Piedad Bonnett

                                         Alfaguara

lunes, 17 de febrero de 2025

Cómo superar la muerte de una perra.


A mi hermano.

Susana y Kira. Amor a primera vista.
Foto: Jorge Pereira Fiuza

Querer a un perra es algo relativamente sencillo. Un día llega, te mira, te olisquea con su trufilla húmeda, te pega un lametazo. Y ya estás jodida. Has caído en la red de sus miraditas y  gimoteos de cachorrilla idolatrable. No es tuya, pero como si lo fuera. La ves cuatro veces al año, pero qué cuatro veces, oiga. Todo son sobeteos y rascadas de panza. Babas por aquí, mordisquitos por allá. Paseos hasta el riachuelo, brincos de felicidad. Querer a una perra está tirado, desde luego, y desear que no se muera nunca, es algo comprensible. Pero un día, ese día llega. Está viejita, es mayor, respira mal, oye poco, apenas ve, se atraganta y una mañana, deja de ir a buscar su galleta de recompensa. Un día se muere y ya. Con la muerte se van los ladridos, las marañas de pelo, los truños por el jardín. Se va su cara de felicidad al ver a sus dueños, el lamer sus muñecas, el masticar piedras y pelotas de tenis, el gruñirle al vecino que le cae mal. Un día deja de responder al nombre de Kira, desaparece su cuerpo y no vuelve más. Para superar la muerte de una perra ha habido que quererla, que alimentarla, que acariciarla, que nombrarla miles de veces. Por eso hay que seguir hablando de ella, sonreír con sus travesuras, recordar sus momentos míticos. No es obligatorio sustituirla inmediatamente por otra y llamarla igual, hay que enmarcar su mejor foto y sonreírle, hay que recodarla desde la alegría de sus trece años de existencia y no desde el dolor de su pérdida. Para superar la muerte de una perra es necesario ser fuerte e inteligente, realista y capaz, tener claro que toda vida se acaba y evitar el drama. Hay que retirar su pienso y su mantita, despedirse del cadáver con dulzura y dejarla ir, compartir el duelo con la familia y quererse, como ella nos habría querido, aprendiendo a vivir un poco, siguiendo su ejemplo disfrutón y cariñoso, traviesillo y feliz. De vida perruna :).


 Vídeo: Kira y Nube



lunes, 10 de febrero de 2025

Escribe si vendrás. Correspondencia (1967-1985)

 "Kornel querido:

El que mejor vive es Tu Gato porque está a tu lado."


                                               Wislawa Szymborska

                                               Kornel Filipowicz

                                               Editorial Las afueras

lunes, 20 de enero de 2025

Cómo atravesar el umbral de una biblioteca.

Son las 5:13 de la mañana de un día de semana cualquiera. Me he despertado con una molestia en el costado derecho, a la altura del hígado y, mientras busco en google todas mis posibilidades de muerte desde la tranquilidad y el sosiego, pienso en ir a Urgencias y en escribir este post. Cuando una está sana y bien, no le da tanto por narrar, sino que vive, y ya lo contará en otro momento, cuando aceche el drama. Como mucho, una se distrae a veces leyendo, -cuando tiene tiempo- y visitando, -si no queda muy lejos y los horarios lo permiten-, una biblioteca. Son éstas lugares pantanosos, zonas llenas de sedimentos y nutrientes, que se embalsan en forma de palabras. Su acceso es gratuito y puede que, en algunos casos inolvidable. Con todo, siempre hay gente que les tiene miedo, pero en realidad, para atravesar el umbral de una biblioteca, sólo hacen falta unas ganas locas de leer y un poco de curiosidad. El resto viene rodado. Conviene visitarla con hambre de ideas, llenos de incógnitas y un poco de aburrimiento. Así la sorpresa será mayor y el banquete, completo y a muy buen precio. También será necesario un mínimo de valentía, porque no hay que olvidar que el dinosaurio sigue estando ahí, esperando paciente a que nos despertemos.

En mi caso, con una rotura de fibras.

lunes, 13 de enero de 2025

Cráter

" ...porque paso por diante da túa casoupa en ruinas

e parece que aínda espero que a memoria extinta dunha aldeá

que usou o teu nome

pra pasar tanta fame

se asome a esa fiestra verde

e me acene coa man para confirmar que existo."


                                    Olga Novo

                                    Kalandraka Editorial