LA LOCURA ES UN SOMBRERO (12)
"Si cogemos al azar a una persona cualquiera, quizás una mujer con depresión condenada a trabajar haciendo tortillas y con una familia que ella considera miserable y la apuñalamos (discretamente) para poder diseccionar su cadáver sobre la mesa del forense, veremos con toda claridad que la química también viaja a través de sus venas y, además, prestando atención podremos observar una división de su cuerpo en dos partes: una parte de ese cuerpo ataca constantemente a la otra parte de la misma mujer, y una de esas partes avasalla a la otra, la llena de reproches y la inmoviliza en medio de grandes sentimientos de culpa, de manera que nunca se atreve a romper con la realidad voraz que la atenaza, amarrándola a la sartén con la que hace las tortillas."
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