Me acuerdo de las manos de la mayor parte de la gente que conozco.
Me acuerdo de unos rotuladores de colores que eran ratones de plástico y del gato, que era el borrador de tinta.
Me acuerdo de caminar con mis vecinos 40 kilómetros hasta el Santuario de Los Milagros, de noche, y de pasármelo muy bien.
Me acuerdo de querer dar un abrazo en la distancia.
Me acuerdo de lo raro y a la vez formidable que me parecía que las clientas más pijas me pidieran consejo sobre qué bisutería llevarse, cuando trabajé en Bijou Brigitte.
Me acuerdo de llorar todas las noches en la cama, durante la adolescencia.
Me acuerdo de intentar aprender a andar en zancos una tarde, sin llegar a lograrlo.
Me acuerdo de las broncas monumentales de mis vecinos y del llanto desconsolado de su hija pequeña.
Como sei que eres boa persoa, estou seguro de que lles recomendaches accesorios axeitados ao seu estilo... 😉
ResponderEliminarRecordo ver, fugaz, unha pintada ao carón da autoestrada que en letras perfiladas enormes dicía 'TOSE', e non puiden menos que pensar na enfermidade que, como humáns, esparexemos por todas partes.
Claro. Sempre lles recomendei ben, pero ao meu gusto, que eran os accesorios mate ou de madeira. E elas querían brillar. Algunha ata saía na tele¡!
EliminarCoñezo a pintada e estes días fágolle caso. Estou acatarrada a máis non poder¡!