lunes, 17 de noviembre de 2025

Poesía en Gaza. Obradoiro cartoneiro solidario en Manteca y Canela (Vigo, 29 de novembro)

Faise saber que:

O día 29 de novembro, a agrupación Coser a ferida (A Coruña) e a editora cartoneira Nomelibro Nilointento, realizaremos, en dúas quendas (de mañá, de 10 a 12h e de tarde, de 16 a 18.30h), un obradoiro, que consistirá en coser o libro Un sexto dedo en cada man, do poeta palestino Nasser Rabah, pintar a súa cuberta e encadernalo, en definitiva. O custo do obradoiro é de 12 euros. Cada participante levará o seu poemario (traducido ao galego pola escritora Emma Pedreira) para casa. Os cartos recibidos serán doados íntegramente a Nasser, que na actualidade vive nun campo de refuxiados, en Gaza.

Coedita tamén en galego, a editora brasileira Vento Norte Cartonero, que, a súa vez se encarga da maquetación deste traballo.

Existe a posibilidade de colaborar sen intervir directamente no obradoiro, adquirindo un poemario (12 euros), xa encadernado e cuxas portadas foron decoradas por Diseñatas, o equipo de deseño gráfico e artes plásticas da Fundación Igualarte.

Para inscribirse, só hai que escribir a Mercedes, que organiza e cede o seu local Manteca y canela (Jaime Balbes, 2), en Vigo, ao seguinte enderezo: encajaypapel@gmail.com e aparecer o día 29, nese local, dispost@s a desfrutar dun día colorido e solidario.

Agradecemos a vosa participación e pregamos máxima difusión.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Cómo morir. Cartas sobre la vejez y la muerte.

 "Si hubiese perdido a un amigo -que es el peor de todos los males-, tendrías que esforzarte más en alegrarte por haberlo tenido que en entristecerte por haberlo perdido."

                                                                                              Séneca

                                                                                              Arpa Editores

lunes, 20 de octubre de 2025

Cómo y a quién echar de menos

Soy especialista en echar de menos algo, o a alguien. Ahora que es de noche, por ejemplo, echo de menos la claridad con la que me despierto por las mañanas. Echo de menos a los perros de la familia que se fueron muriendo uno tras otro, a pesar de haberlos querido como una más. Echo de menos a mis amigos, cuando los llamo para quedar y no pueden, o no quieren. Echo de menos las conversaciones íntimas, el sexo con amor por ambas partes, reír a carcajadas. Ya siempre echaré de menos a mi madre. A mis amigos Luis y Carmen. Echo de menos la lealtad. Los abrazos cuando a alguien se le ocurre darte sólo dos besos y tú necesitas algo más. Los masajes de pies. Echo de menos la bica de maíz y el pollo frito de mis abuelas, la alegría de la juventud. Echo de menos el pan centeno de mi pueblo, oír hablar a José Saramago, el sabor de la piña que probé en Brasil, tomar café con mi hermano los domingos, cuando le toca trabajar. Echo de menos tener tiempo libre para leer, soñar despierta o escuchar las diferentes músicas del mundo. Echo de menos ir con frecuencia al cine y al teatro, tener un sofá mucho más cómodo. Pero cada día consigo, también, echar menos de menos. Porque cada día actúo más. Hablo, más. Cocino, más. Camino, más. Abrazo, más. Llamo a mi padre, más. Quiero, más. Y lo digo, más. Por si acaso me pillase la muerte, cualquier día, despistada y añorando cualquier cosa. Como un día más, menos. Y que sea tarde.

lunes, 13 de octubre de 2025

El toldo rojo de Bolonia

 "En sus narices y en sus bocas se veía la misma expresión, la expresión de quien busca una intimidad que no sea carnal."

                                                                                            John Berger

                                                                                            Abada Editores

sábado, 20 de septiembre de 2025

Cómo deletrear la palabra paz.

Poner el telediario y escuchar las noticias del día es exactamente lo contrario a deletrear la palabra paz. Pareciese como si cada gobernante estuviese más tarado que el anterior, que la ONU fuese un teléfono escacharrado y que las miles de muertes que se producen a cada momento en el mundo fuesen algo ajeno a los humanos. Y desde luego, a los mandatarios con los que nos ha tocado coexistir. A día de hoy, para deletrear la palabra paz hay que estar muy harto, muy cansado de vez cadáveres, piernas de niños amputadas, gente huyendo en sus coches cargados de cachibaches a no se dónde, huyendo de los cuatro hijos de puta que se los quieren cargar. Para deletrear la palabra paz hay que ser un ser humano medio, a veces un poco alto, a veces un poco gordo, que más da, un ser humano con sentimientos humanos normales y no una patata por cerebro y una granada de mano por corazón. No hay que ser un experto en historia, ni en geopolítica, ni en economía, para calificar los vídeos que pretenden convertir Gaza en Acapulco de absolutamente inmorales, por no decir repugnantes. No hace falta ser un lince para comprender que toda esta destrucción abona el terreno inmobiliario, que ya es una mina de oro para los cuatro listillos que se lo quieren repartir y forrarse, construyendo casinos y plantando palmeras sobre la sangre derramada. Para deletrear la palabra paz no hay ni siquiera que ser activista, ni embarcarse en una flotilla, ni hacer un  concierto solidario. Basta con ser un ciudadano que se exprese contra esta brutalidad, que se avergüence de esta bestialidad y lo haga saber al prójimo y al gobernante de turno. Para deletrear la palabra paz es necesario protestar a favor de ella, y, si fuera necesario, imponerla sometiéndonos a su dictadura, que sería mejor que abrir los ojos por la mañana y contemplar este puto horror que nos rodea y que provoca que nos demos asco. Quién sabe por cuánto tiempo más.


lunes, 15 de septiembre de 2025

Cantar hacia atrás y llorar.

 "El grupo era una cosa enfermiza, violenta, deprimente, destructiva y peligrosa."

                                                        Mark Lanegan                      

                                                        Contra editorial