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lunes, 26 de febrero de 2024

Me acuerdo (8)

Me acuerdo de un Furby que mi hermano trajo a casa. Se lo había prestado una compañera de trabajo (era de su hijo), porque no lo soportaba más. Le metía unos sustos terribles a mi madre cuando se despertaba y se ponía a hablar, cantar y bostezar. Tatarátarata tuturúturu brunbrunbrun.

Me acuerdo de mear en el mar.

Me acuerdo del olor del mueble bar del comedor de la casa de mis abuelos maternos y de cómo este perdura pasados los años.

Me acuerdo de haber comprado un gorro de colorines y de la sensación de felicidad que me causó ponérmelo y caminar calle abajo con él.

Me acuerdo de las sábanas de algodón frías, casi húmedas, en los inviernos de la aldea.

Me acuerdo de querer ser profesora.

Me acuerdo de probar un queso con sabor a pies en casa de un amigo.

Me acuerdo de coger por capítulos Los Hollister, en la antigua Biblioteca Pública de Ourense y leerlos y releerlos una y otra vez, de niña.

lunes, 8 de agosto de 2022

Arrojar basura al mar

Fotografía: efialtes_fernando gonzález

Apareces y desapareces
como basura arrojada al océano
sin mala intención,
aunque el daño se halle presente
en cada cuchara de metal
cada neumático 
y cada tapón de plástico que devuelve la marea.

En medio de todo eso que has dejado, 
también hoy voy a nadar.

domingo, 8 de agosto de 2021

El mejor verano

Durante el mejor verano de mi vida no hará demasiado calor, ni lloverá. Desayunaré té matcha con jengibre, regaliz, manzana y naranja. Las horas no pasarán demasiado lentas ni demasiado rápidas. No morirá nadie a quien conozca. Llegará tras una primavera llena de secaderos de congrio, de margaritas en los jardines, de silencio. Habrá lecturas y habrá sexo, con placer y protección. Sonará una música suave, quizá Meiuqèr, hará algo de brisa, rozaré con mis piernas el mar. Será el verano de las carcajadas y el llanto, del brillo en los ojos. Conduciré hacia la montaña, cuesta arriba. Comeré sardinas, metidas en medio del pan. Me pintaré las uñas del color de una grosella, saludaré a los desconocidos, temblaré. Durante el mejor verano de mi vida no existirá Dios. Me rodearé de árboles y de helados de fresa. Descansaré sobre  una hamaca. Untaré tostadas con crema de cacahuete. Haré pulseras y collares con conchas marinas. Jugaré con perros y estornudaré con fuerza y alegría. No habrá prisas, el sol se pondrá como siempre, por el oeste y observarlo será un espectáculo efímero y bello. Durante el mejor verano cenaré porque hay luna y bajo ella, me acordaré de todos los momentos en que fui feliz y valió la pena. Recitaré poesía, por primera vez. Y no será un acto cursi ni banal. Será como apoyar los pies en la tierra húmeda y echarse a caminar como una niña, un pie delante de otro. Así, sin más, hacia donde las palabras me lleven.


miércoles, 8 de julio de 2015