martes, 8 de noviembre de 2022

La sombra del ciprés

Fotografía: efialtes_fernando gonzález

 La tumba de mi madre está a la sombra de un ciprés. Ella se murió y no hay nada que pueda hacer para que vuelva, salvo recordarla cada día de la vida que me queda. Y eso hago, de momento, olvidarme de olvidarla. Mi madre era la típica tía que no se quería morir ni a tiros, pero se ha muerto, repito, aunque de pequeña yo pensaba que eso jamás le pasaría. Hizo lo que pudo, la verdad, pues fue inmortal hasta este 16 de febrero, día en que todo acabó, a sus 76 años. La muerte de una madre sólo sucede una vez, y es suficiente. Una vez ocurre, ya no es posible escucharla, abrazarla, ni preguntarle por su pócima sabrosa de licor café. Su presencia sonriendo, cocinando, peinando mi pelo alborotado. De mi madre solo me quedan mi padre, mi hermano y Toby. Todo lo demás son objetos que me la recuerdan, pero que no me quieren como ella. Desde su muerte, no he dejado de ver mariposas blancas, algunas, dentro de casa. Me gusta pensar que son ella, que desde algún lado viene a vigilar, a cuidarme. Cada uno se consuela como puede. Imagino que es demasiado pronto para aceptar de una manera radical que no la volveré a ver, que no puedo llamarla, que ha desaparecido, que debo sacar ya su ropa del armario. Sólo me queda la posibilidad de un sueño al azar y visitar su tumba, su tumba blanca -como las mariposas-, bajo la sombra de ese viejo y triste ciprés del cementerio de mi pueblo.

8 comentarios:

  1. No hace mucho leí que la vida no tendría sentido sin la muerte, o que la muerte no existe, porque la vida se traslada, continúa en otros seres. Pero esto poco vale en el día a día, lo cierto es que los seres que queremos y los que mas nos quieren no están, y los echamos infinitamente de menos.

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    1. Qué bonito tu mensaje, Juana. Un abrazo para recordar a los que faltan.

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  2. Que bonito. Me han saltado lagrimitas Su. No dejes de escribir!🤗

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  3. Supongo que con los años uno intenta aprender a vivir con ello , lo disfrutado siempre será tuyo , nada te lo podrá quitar , yo pensé que al hacerse uno viejo el alma dolería menos pero duele mucho más , lo único es que cada uno aprende a gestionarlo mejor.
    Echar de menos es algo en el fondo bonito y que dice mucho de lo vivido.
    La vida siempre sigue no espera a nadie , hay que aprovechar el momento ya que nunca sabe que puede ocurrir...es fácil decirlo hacerlo ya no tanto pero hay que intentarlo.

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  4. Creo que nestas liñas soubeches dar á túa tristura espazo para que te acompañe sen a urxencia do recente; como cando comezamos a aceptar que o silencio da ausencia fará tamén o seu papel de lembranza.

    Pasei anos loitando contra a melancolía de non ter podido despedirme do meu pai sendo adolescente, pero hoxe, escribindo esto para tí, Su, sentireime ben se aceptas estas palabras sinceiras de apoio. E seguro que os comentarios de Juana, Susana e Barrilete tamén axudan.

    E logo están as bolboretas...

    A morte, coma o ciprés da imaxe, é froito da simetría coa vida, pero eu non o sabía entón.

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  5. Graciñas pola túa mensaxe (polas vosas mensaxes), que é case un poema, James. Recibo o teu agarimo e recibe ti o meu, que non estaba cando pasou o de teu pai, pero penso que nunca é tarde para un aloumiño, para o pésame. A vida non é doada, pero segue, e nós con ela. Adiante, pois :)

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