"La idea de que la vida es absurda, y no tiene sentido, nos puede asaltar en cualquier momento y circunstancia. El propio Camus, en uno de sus ensayos, sostenía que el absurdo no avisa: "Levantarse, tomar el tranvía, cuatro horas de oficina o de fábrica, la comida, el tranvía, cuatro horas de trabajo, la comida, el sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado con el mismo ritmo es una ruta que se sigue fácil la mayor parte del tiempo. Solo que un día se alza el "porqué" y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro"."